Quizás muchos de vosotros, vosotras,
al leer el título de este artículo inmediatamente penséis en el
nombre del nuevo centro comercial que pretende instalarse en la
ciudad, pero no, no van por ahí los tiros. Ya desde las más
antiguas civilizaciones existe la leyenda del caminante que es
tentado por el mal cuando se encuentra con un cruce de caminos. El
mal representa el miedo a lo que nos depara el destino. Así lo
creían las más antiguas tribus europeas que tenían la costumbre de
instalar un menhir con símbolos tallados en los cruces, que más
tarde la misma iglesia se encargó de cristianizar con sus propios
símbolos, para protegernos o tal vez darnos suerte en el futuro.
Pero quizá la expresión más bella de esta historia nos lleva al
sur más profundo de los Estados Unidos donde el músico errante
esperaba en el cruce de caminos la llegada del diablo para hacer un
pacto y vender su alma a cambio de expresar el más hermoso de los
blues con su guitarra. Por nuestra ciudad no pasa el Mississippi,
pasa el Palancia, a veces, y donde está el diablo cuando se le
necesita, porque a la hora de hacer pactos hubiera sido más fácil
de tratar que algunos de los partidos políticos que nos representan.
La pluralidad es la base de la
democracia y por aquí hemos tenido la suerte de no haber sufrido
nunca una mayoría política en nuestro ayuntamiento, lo que indica
la extraordinaria diversidad de ideas y una grandísima riqueza de
culturas que nos caracteriza. Es algo que hemos sabido adaptar dentro
de Podemos y en nuestro caso en ADN Morvedre, hemos pateado el
tablero para olvidarnos de izquierdas y derechas, personalismos,
mitos y leyendas y crear una base social con un objetivo que es la
recuperación de las instituciones para el beneficio del pueblo,
siempre buscando el bien común, mejorar nuestra calidad de vida.
Nuestra diversidad es la base de nuestra riqueza y estas ideas
cambiarán tarde o temprano con la forma de hacer política que las
distintas formaciones nos tienen acostumbrados. El diablo no anda
mucho por aquí, eso de comprar almas es negocio exclusivo de los
bancos y para conseguir un buen pacto de gobierno tampoco hace falta
firmar contratos con sangre sino utilizar sentido común y buena
voluntad. Aunque algunos ya han firmado, y cuando llegue su hora
vendrá la Merkel a buscarlos. Eso sí que da miedo.
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