Foto del cóctel fallero para periodistas organizado por el Ayuntamiento de Valencia/ FOTO: AJUNTAMENT VALENCIACualquier profesión que abarca a miles de personas puede resultar noticiosa por la apertura de nuevas empresas, por los vaivenes del sector, por crisis que sufre; en cambio, paradójicamente, la periodística pocas veces adquiere ese rango noticioso en general.
Y no porque objetivamente no lo sea como cualquier otra, sino debido a que los periodistas, que hablamos o escribimos de casi todo, rehuimos abordar lo propio como el resto de la realidad social o laboral relevante más allá de corillos o encuentros en actos y no tanto en los propios medios de comunicación.
Nunca he acabado de comprender ni de compartir esa lógica. No se trata de incurrir en el tentador narcisismo ni en la tan recurrente autoflagelación; simplemente, como tantas otras veces, de informar. De contar historias o relatar hechos. De destacar a personas relevantes.
De esto último va mi artículo de hoy, de despedir a dos periodistas que han decidido, por voluntad propia, desaparecer de la intensa primera línea de la información regional. Me refiero a Alberto Caparrós, delegado de ABC en la Comunitat Valenciana durante los últimos años; y a Pau Pérez Rico, histórico director de comunicación de El Corte Inglés en el ámbito autonómico.
Caparrós ha constituido la personificación de su diario en el ámbito valenciano durante 25 años. La identificación con su redacción, su oficio y su empresa ha sido tal que el paso de nombrarlo delegado, en octubre de 2016, no sorprendía en absoluto; al contrario, lo contradictorio consistía en que no lo hubieran ascendido antes por méritos propios.
Apasionado de su profesión, valencianista hasta lo más profundo de su corazón y sufridor que llega a la extenuación por aquello que defiende, ha decidido dar un paso a un lado. A alguien tan sentido como él esa determinación le debe haber supuesto una lucha interna desgarradora. En cualquier caso, puede hacerlo con la conciencia más que tranquila de formar parte de la historia de su centenario diario y de haber dejado su impronta periodística en la Comunitat Valenciana.
Al igual que, con un estilo y una labor bien diferente, Pau Pérez Rico, director de Comunicación, Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de El Corte Inglés durante 19 años. Se jubila tras haber consagrado su trayectoria profesional casi al 50% al periodismo de calle –con su larga etapa en la extinta Canal 9- y a la comunicación institucional en la empresa antes citada.
Y posiblemente era esa experiencia en ambas vertientes la que le dotaba de un halo de empatía para atender con exquisito tacto a quien contactaba con él desde uno u otro lado. El haberse bregado en los dos frentes y su forma de ser cercana y accesible, por supuesto. Las marcas no se venden solas, por mucho nombre que tengan.
Quizás lo consigan durante una temporada, en una moda efímera, pero cuando llegan los malos tiempos –que siempre acaban viniendo- hace falta alguien competente que sostenga la estructura, que guíe la comunicación. Por desgracia, este concepto suele comprenderlo quien dirige la empresa cuando ya no está esa persona.
Carezco de las dotes adivinatorias del mítico Tiresias, el augur más destacado de la Grecia clásica, para avanzar que en su organización ocurrirá esto en el ámbito valenciano. Lo que sí puede comprobarse es la estela de respeto en la profesión periodística que deja Pau Pérez Rico. Espero que disfrute de su merecida jubilación.
Ambos, tanto Alberto Caparrós como Pau Pérez Rico, adquieren, con su retirada casi a la par y con cierta sorpresa en el sector, el rango de noticia. Y no tanto por su marcha, sino, sobre todo, por lo que han ido sumando a lo largo de su recorrido. Su despedida simplemente es el epílogo al libro que podría escribirse con su aportación a la profesión periodística.
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