Francisco José Gan Pampols, durante su exposición del plan de recuperación./FOTO GENERALITAT“Ha estado magnífico”. El comentario lo escribía en un mensaje desde su móvil una asistente al acto a otra compañera, también presente. Esa impresión para resumir la intervención de Curro Gan (como con familiaridad luego lo denominaría en público el presidente de la Generalitat) posiblemente coincida con la de la mayoría de los presentes a tenor del sostenido aplauso que recibió al final de su intervención.
El teniente general Francisco José Gan Pampols, ahora vicepresidente segundo de la Generalitat, había hablado. Por fin, después de cuatro meses en el cargo, ha planteado su plan de recuperación a la dana. Y lo ha hecho este viernes 21 de marzo con todos los oropeles, en el salón de Reyes del Palau de la Generalitat -la sala consagrada a grandes eventos como los premios del 9 d´Octubre o la toma de posesión del actual Consell aquel aparentemente lejano julio de 2023-, y ante un nutrido grupo de representantes de la vida política, económica, social y periodística valenciana.
Contexto previo
Su alocución contenía mucho de análisis, de estrategia, de orden, y nada de palabras vacuas o tropezones políticos. Empezó por una definición del contexto previo de la dana del 29 de octubre, la que asoló la provincia de Valencia.
“La topografía y el gradiente de altura provocan que cualquier incidente sea más grave. Existe una gran parte del suelo ocupada por asfalto. Los incendios han cambiado la morfología del manto terrestre. Hay un alto crecimiento poblacional, con una localidad que supera en densidad a la franja de Gaza. Insuficiente inversión en proyectos hidráulicos, con una caída de entre el 75 y el 80%. Escasa formación de la población en cuestiones de alerta y baja concienciación del riesgo. Casi un centenar de normas en emergencias entre el ámbito estatal y autonómico, más las locales”, fue desmenuzando el escenario previo a la devastación.
Luego recopiló los datos de la descomunal catástrofe. Si la percepción personal de cada afectado ya resulta espeluznante, la imagen de conjunto alcanza lo horripilante. “552 kilómetros cuadrados afectados, 306.000 personas, más de 500 viviendas que hay que derruir, 350 kilómetros de cauces y dos presas dañados, 830 kilómetros de carreteras, 64.104 empresas, 274.883 trabajadores, 13.000 toneladas de cañas, casi 18.000 millones de euros en pérdidas”, enumeró.
Del aspecto material, que incluía, como cifra posiblemente más demoledora, los 141.000 vehículos destrozados, pasó de nuevo al más doloroso, el humano. “224 fallecidos y tres desaparecidos, 117.000 personas que recibieron atención médica, 2.641 heridos, 100.000 personas de avanzada edad afectadas, al igual que 60.000 migrantes y extranjeros, y 1.625 personas con discapacidad”, recapituló.
Solo el 40% de ascensores reparados
El balance de daños no soslayó, ni mucho menos, los que siguen muy presentes en el día a día de numerosos damnificados. “Más de 10.000 ascensores se vieron afectados y solamente el 40% se ha reparado. La puesta en funcionamiento tarda entre tres y nueve meses por falta de materiales y de personal cualificado. Lo mismo ocurre con la extracción de lodo de garajes, que ha sido imposible en muchos casos hacerlo con los medios de succión por las características del lodo”, continuó relatando en su evaluación de daños.
Tras advertir, para alivio entre el drama y respiro en la atenta escucha a su análisis quirúrgico, que “es muy llamativo que no hayamos sufrido ninguna epidemia, ni siquiera de cólera”, cuantificó los recursos aportados para apuntalar el dique ante la desolación ocasionada por la dana el fatídico 29 de octubre de 2024.
“El Estado ha asignado 3.711 millones; la Generalitat, 4.218; la Diputación de Valencia, 56; los ayuntamientos, 48; y las donaciones de empresas, organizaciones no gubernamentales y particulares han ascendido a 288 millones”, apostilló Gan Pampols.
Endavant
Y después de la composición de lugar y del relato de la batalla contra la naturaleza desatada y la enumeración de bajas, llegó la dosis de optimismo en modo de sutil arenga. “Hasta donde lleguemos, pagaremos, y lo demás, lo pediremos a quien ha de tenerlo”, puntualizó para ratificar que la Generalitat no desfallecerá en compensar los efectos de la dana.
Cerró su intervención, eje de la presentación del proyecto de recuperación, con una palabra clave, la que denomina todo el plan, sobre la que girará su relato. “Endavant, no podía llamarse de otro modo”, sintetizó el teniente general reconvertido en vicepresidente de recuperación social y económica. “Hoy es 21 de marzo”, cerró para enmarcar una fecha con ribetes de histórica.
Con su despedida del púlpito llegó la ovación cerrada y prolongada. Posiblemente no fue tanto por lo que dijo, que sobrecogió principalmente y animó finalmente, sino por cómo lo dijo y por quién lo dijo. El militar ajeno a la política experto en reconstrucciones que hasta ahora había trabajado en la sombra, casi de incógnito de cara a los medios, demostró que está al frente del operativo de reconstrucción.
La intervención de Carlos Mazón
A continuación intervino el president de la Generalitat, Carlos Mazón. Destacó la recopilación y propuesta de Gan Pampols como “el documento riguroso, trabajado y exhaustivo que asume este Consell. Nos pone ante la realidad en toda su dolorosa dimensión. Nos dice con claridad lo que hay que hacer y lo que hay que evitar volver a hacer”.
Intentó seguir el hilo pacifista del teniente general, aunque dejó claro que “los números demuestran que nos encontramos ante una cuestión de Estado, ante la que el Estado no puede fallar. La Generalitat está haciendo su parte y exprimiendo sus capacidades al límite pese a ser una administración penalizada por la falta de recursos”.
Estimulado posiblemente por el ambiente, ya caldeado y animado tras un inicio frío y expectante de este acto, Carlos Mazón enfatizó que “hay plan, hay voluntad, tenemos la base firme para avanzar en la reconstrucción y salir adelante. Hemos de trabajar juntos y no en mesas separadas. La Comunitat Valenciana se enfrenta a un desafío sin precedentes, a un descomunal reto que la Generalitat no puede afrontar sola”.
Urgentes las obras del barranco del Poyo
“Las obras del barranco del Poyo no pueden esperar más”, concretó, para apelar a una cuestión latente. “El objetivo también lo constituye la recuperación anímica y social. Hemos de trasladar un mensaje seguro, sin fisuras, para que esto no vuelva a suceder”-
Y, a continuación, llegó el aviso de auxilio más nítido, sin ambages y por duplicado. “La Comunitat Valenciana no puede afrontar este reto sola. Lo pagarán nuestros hijos si no se remedia pronto con la financiación que merecemos. Repito, lo pagarán nuestros hijos”, señaló directamente para dar un paso más. “Vamos a pedir al presidente del Gobierno su compromiso de inversión para lograr la máxima recuperación”, adelantó.
“Tenemos el querer y el saber, pero necesitamos poder hacerlo. El pueblo valenciano es el pueblo de España”, sentenció para cerrar y dar paso al Himno nacional, con ese inicio tan conocido que enlazaba a la perfección con las palabras de Carlos Mazón (”per ofrenar, noves glòries a Espanya…”). Antes, el president también recibió una ovación casi terapéutica para él y para su partido después de meses traumáticos.
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