David Jiménez, autor de "El Director". EPDA
Portada del libro de David Jiménez. EPDAEl ex director de ‘El Mundo’, David Jiménez, acaba de publicar un libro que ha levantado ampollas en la prensa, la política y la empresa. Con ‘El Director’ -que presenta en València el 26 de junio a las 19.30 horas en la Librería Bartleby (C/ Cadis 50)- pone el dedo en la llaga en las relaciones entre el poder -político y económico- y los medios de comunicación. Los secretos e intrigas de la prensa quedan al descubierto a través de esta obra de 296 páginas de la editorial ‘Libros del K.O.’. La polvareda que ha levantado se ha acrecentado con el especial de Cuatro Televisión, ‘Las cloacas del periodismo’, de ‘Todo es Mentira’, magazine diario dirigido y presentado por Risto Mejide.
¿Cuándo decidió publicar el libro y por qué?
Quizá no quede más remedio que aceptar que los malos ganan a menudo, pero al menos que tengan que soportar el peso de la verdad. Tenía una gran historia sobre mi paso como director de ‘El Mundo’ y no contarla habría sido renunciar a lo que soy: un periodista. Con esa idea, empecé a escribirlo un año después de mi salida del diario.
¿Cree que los poderes fácticos llegarán hasta el punto de vetarlo mediáticamente?
‘El Director’ es un libro vetado por muchos medios generalistas importantes de este país. Se han cancelado entrevistas concertadas, se ha ignorado su existencia incluso cuando estaba como el libro más vendido del país y, cuando se ha mencionado, ha sido a menudo para tratar de denigrar el texto o a su autor. Se dice en un pasaje del libro: “A los periodistas les gusta contar una buena historia, pero no la suya”.
¿Qué denuncia básicamente?
El libro es una crónica de la derrota del periodismo frente al poder, narrada a través del año que fui director de ‘El Mundo’. Digamos que viví en primera persona cómo se intenta doblegar a los medios y cómo algunos medios entregan su independencia a cambio de dinero, favores o prebendas. ¿Quiere eso decir que todo el periodismo está podrido? No, hay grandes periodistas en este país. Pero el sistema se ha corrompido y la libertad de prensa no es la que corresponde a un país moderno, occidental y democrático. Mi libro rompe la ley del silencio que ha hecho que los periodistas ocultemos, durante décadas, las miserias, corruptelas e indignidades que también existen en nuestro oficio.
¿Cree que tiene solución si diagnosis? ¿Qué se puede hacer?
Debemos volver a depender de los lectores. Mientras nuestras cuentas de resultados dependan de grandes empresas, gobiernos y los favores que nos hacen, no seremos del todo libres. Tenemos que recuperar la confianza de la gente, poner nuestro periodismo de su lado y después pedirles que nos ayuden a mantenerlo con suscripciones. Es la única salida.
A modo de resumen, ¿cuántas maneras diferentes de control de los medios ha identificado?
Son muchas y varían. Florentino Pérez veta que medios críticos puedan entrevistar a jugadores del Real Madrid. Grandes empresas del IBEX te quitan la publicidad si denuncias irregularidades. Gobiernos reparten la publicidad castigando o premiando a medios que siguen la línea. En un momento en el que los medios están en una grave crisis económica, esas presiones son cada vez más efectivas.
En el reparto de la publicidad institucional, precisamente, queda siempre en evidencia las preferencias del poder de cada momento por medios de comunicación afines ideológicamente. Se han ido creando algunas leyes para buscar un reparto más equitativo, pero hecha la ley, hecha la trampa. Una manera de sortearla es la distribución de publicidad a través de planificadoras de medios, agencias que al final responden al dictado del poder. ¿Qué otras maneras de dirigir las campañas publicitarias existen?
Es una de las grandes estafas del sistema. Con el dinero de todos, gobiernos municipales, regionales o el central castigan a los medios críticos retirando publicidad. Los que se portan bien son regados con subvenciones. No existe transparencia y, como dices, las leyes se incumplen. En algunas provincias el periodismo independiente ha dejado de existir. Solo se puede vivir llevándote bien con el poder, algo que es imposible si haces un periodismo combativo.
¿Alguna manera para combatirlo o sólo queda acudir a los tribunales?
Hay que denunciarlo, en la propia prensa y en los tribunales. Que el dinero público se utilice para coartar la libertad de prensa debería ser un gran escándalo. Pero los propios medios callan y a menudo prefieren esperar a que ganen las elecciones otros, esperando que su suerte cambie. Es una manera de sustentar el sistema. Más que erradicarlo, se intenta navegarlo. Todos perdemos.
¿Cree que ese control de los medios por la vía de la publicidad está más acentuada con algún partido en concreto o todos pecan por igual?
‘El Director’ es un libro apolítico, en el sentido de que casi todos se llevan su parte. La razón es que ningún partido en España entiende el papel de la prensa en democracia. Llegué a recibir llamadas de quejas de todos los partidos nacionales en un mismo día. Era una prueba de que algo estábamos haciendo bien, pero también de su falta de encaje. Viejos o nuevos, todos los partidos tratan de influir, manipular y condicionar el trabajo de los periodistas. Yo los mandaría a la facultad a estudiar de nuevo la Constitución.
¿Qué es lo más grave que ha sufrido o que ha visto en otros medios?
Lo peor es lo que en ‘El Director’ se describe como Periodismo de Trabuco. Medios de este país se dedican al chantaje: piden dinero en publicidad a cambio de no golpear informativamente a empresas e instituciones. Es una manera de operar propia de la mafia que los jueces deberían investigar. Los periodistas tenemos la obligación de denunciar esas prácticas, porque manchan a todo el oficio.
¿Cómo observa el periodismo en general en España? ¿Y el paulatino trasvase de lectores y publicidad de medios impresos a digitales?
Llevamos una década de crisis del periodismo y nadie parece haber encontrado la salida. Los diarios han perdido ventas impresas y no han sabido compensarlas en digital. La contradicción es que tenemos más lectores que nunca gracias a Internet y, sin embargo, estamos en nuestra situación más precaria. La solución no puede ser recortar en periodismo, sino en ampliarlo y hacerlo mejor. Solo así podremos conseguir que la gente vuelva a verle sentido a pagar por nuestro esfuerzo de contarles la verdad.
¿Se atreve a pronosticar cómo estará el sector en 20 años?
Creo que grandes medios habrán desaparecido y que habrán surgido nuevos. Todo va muy rápido y solo aquellos que logren mantener las esencias del mejor periodismo, y aprovechen las oportunidades que ofrece la tecnología, seguirán operando. Estamos ante una gran revolución y, como en todas, muchos se quedarán en el camino. Pero creo que los periodistas seguiremos siendo necesarios. Los honestos, por lo menos.
Dígame alguna reflexión para la esperanza.
Mi libro está dedicado a “los futuros periodistas”. Creo que viene una generación que quiere hacer las cosas de otra manera. Tenemos que apoyarles para que puedan. Los políticos, empresarios sin escrúpulos y caciques varios van y vienen, pero un medio que tenga credibilidad siempre les sobrevivirá. La mentira y la verdad están en una carrera constante. A menudo parece que la primera va a ganar, pero soy un convencido de que, aunque no lo parezca, la verdad termina imponiéndose. Quizá después de un maratón, y en la línea de meta, pero acaba haciéndolo. ‘El Director’, creo, es una prueba de que es así.
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