EFE/CATI CLADERA. EPDA. Susana López Lamata
La pandemia de coronavirus no solo ha cambiado el comportamiento social, también ha llevado a algunos empresarios a adaptarse a la nueva situación. Es lo que ha sucedido con Abbacino, una pequeña empresa de moda radicada en el pueblo mallorquín de Petra, que ha pasado de diseñar elegantes bolsos, billeteras y pañuelos a fabricar de forma masiva mascarillas, algunas de ellas en Valencia, que ya llevan desde los políticos a famosos y responsables sanitarios.
Como explica su consejero delegado, Sebastià Vadell, apostaron por ponerse a investigar a finales de marzo, cuando la pandemia se disparaba, la mayoría de negocios cerró y el panorama era desolador. A juzgar por las cifras, fue una apuesta ganadora: fabrican hasta 70.000 mascarillas semanales.
Pregunta.- Abbacino es una marca de moda que diseña bolsos y complementos, ¿cómo se les ocurrió fabricar mascarillas?
Respuesta.- A mediados de marzo, cuando empezó la pandemia, nuestra única preocupación era la salud y cómo evolucionaría todo. Yo estaba en un viaje en Canarias hablando de proyectos de futuro el 10 de marzo y una semana después habíamos cerrado todos. El panorama era dramático, dantesco. Pero a finales de marzo empezamos a intuir que la mascarilla seguramente sería un elemento importante en el futuro y empezamos a investigar.
P - ¿Cómo abordaron un producto que no tenía nada que ver con lo que estaban acostumbrados a hacer?
R - Teníamos claro que, al ser un producto que protege, tenía que ser homologado y también queríamos que fuese cómoda. Lo más complejo fue hallar el material porque queríamos que fuera ligero, para que no agobiara, por el calor. Probamos varios algodones y hasta neopreno. Después de probar y probar, conseguimos un material realmente fino que protege como el que más. Fuimos de los primeros en sacar una mascarilla homologada. También queríamos salir del aspecto de las mascarillas quirúrgicas que recuerdan a un hospital porque al final sería un elemento de moda más, y así empezamos a jugar con colores y ya las hemos hecho rojas, rosas y hasta estampadas con minimargaritas. Hemos podido plasmar nuestra creatividad en la mascarilla. Viéndolo ahora parece fácil, pero fueron dos meses de ensayos y de pruebas de laboratorio.
P - ¿Está homologada como sistema de protección?
R - Sí. Están homologados el material y el formato, no queríamos correr ningún riesgo. Nuestra homologación (UNE0065) sería bastante similar a una FPP2 pero hay que destacar que estas mascarillas son para proteger a personas sanas. Es decir, si trabajas en un hospital o si tienes familiares cercanos que tienen COVID, se tiene que utilizar otro tipo de mascarilla, FPP2 o FPP3. La puedes llevar hasta 4 horas y luego es lavable 30 veces. Al final te sale más económica que la de un solo uso.
P - También es distinta la sujeción.
R - Cuando empezamos a investigar, las mascarillas más frecuentes eran muy incómodas, sobre todo si las llevabas horas. Era importantísimo poder crear un sistema que fuera un poco ajustable. El sistema sencillo al que llegamos, que ha funcionado muy bien, es parte del éxito.
P - ¿Cómo las dieron a conocer?
R - Toda la promoción que hemos hecho es a través de la web y con blogueras, pero la gran publicidad ha sido el boca a boca. Ahora, en la web del Corte Inglés, las diez primeras mascarillas más vendidas son Abbacino.
P - ¿Dónde se fabrican?
R - En esto también cerramos el círculo. Abbacino empezó a fabricarse en Mallorca, luego nos hicimos más grandes, no teníamos tanta capacidad, y decidimos fabricar en Valencia, en Marruecos y en China. Con las mascarillas queríamos potenciar también la producción de proximidad como una forma de ayudar y lo hemos conseguido. Buscamos fábricas que se dedicaban al textil, que han cambiado y se dedican a las mascarillas. Todas las mascarillas que fabricamos están hechas en España. Damos trabajo a muchísima gente. Ahora mismo estamos fabricando unas 70.000 mascarillas a la semana.
P - ¿También se venden fuera?
R - Sí, tenemos red comercial en toda Europa -en Italia, Alemania, Suiza y Austria-, aunque donde han tenido más éxito es en España, y en Mallorca sobre todo. La web es muy importante, tenemos 45 "corners" propios en El Corte Inglés y unas 400 tiendas pequeñitas multimarca en España. Para las tiendas pequeñas, que están sufriendo muchísimo, poder ofrecerles estas mascarillas también ha sido una bocanada de aire fresco porque hay mucha demanda. Hay tiendas en las que el 80 % de las ventas son estas mascarillas. No está bien que lo diga yo, pero hemos conseguido tener casi la mascarilla perfecta porque queda muy bien y se ajusta a la cara, es elástica.
P - ¿Esperaban tanto interés?
R - Yo soy optimista compulsivo, pero ni en mis mejores sueños podía imaginarlo. Veía que la mascarilla sería un elemento importantísimo a medio y largo plazo, pero no podía pensar que tuviéramos esta aceptación. Ha sido como un boom.
P - ¿Cuántos modelos hay?
R - Unos cuantos. Ahora hay también para niños y estamos desarrollando un "back to school" para niñas. Nuestra intención es presentar modelos nuevos cada dos meses y vamos a ser los primeros en elaborar la mascarilla con material reciclado, que lanzamos el 1 de septiembre. Llevamos dos meses investigando para hacerlo posible y lo hemos conseguido.
P - ¿Les ha sorprendido el éxito?
R - Poco a poco nos hemos hecho un camino, siendo una empresa de moda pequeñita de Petra. Primero nos dedicamos a hacer bolsos y billeteros, y luego también pañuelos y gafas de sol. Creo que hacemos las cosas bien. A pesar de las dificultades y de la que está cayendo, la mascarilla nos ha dado una salida. Hay que pensar que en abril y mayo, nuestras ventas fueron cero. A partir de ahora, nuestra esencia van a ser también las mascarillas, que creo que, por desgracia, van a ser un producto tendencia los próximos años.
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