José Vicente Tello Calvo. / EPDAEn los últimos días, hemos podido
leer como el Ministro del Interior, ha fulminado a Diego Pérez de los Cobos,
Coronel de la Guardia Civil, por no informar al ejecutivo sobre un informe que
constituía una diligencia ordenada por el Juzgado de Instrucción número
cincuenta y uno de Madrid, quizá debería recordarle al Ministro
Grande-Marlaska, Magistrado de Carrera, que en funciones policiales-judiciales,
la benemérita o cualquier otra fuerza públcia, ni depende orgánicamente su
función de la Administración ejecutiva, ni está obligada a entregarle ningún
informe previo, que no sea a su solicitante del poder judicial.
Pues
bien, la observancia de la Ley, le ha costado su puesto al Coronel Diego Pérez
de los Cobos, por ser un irrespetuoso el Ministro del Interior, que tiene la
obligación inexcusable de conocer la Ley.
Nos
vemos por lo tanto, otra vez, en un problema de la partítocracia, en el
problema de un poder con tres funciones distintas, la función ejecutiva, la
legislativa y la judicial, pero ramas de un mismo poder.
La
democracia plena, la constituyen tres poderes, que deben estar enfrentados, que
uno limita los abusos del otro, que el otro tutela los excesos de aquel, sin
embargo, el Ministro Grande-Marlaska, que debería ser respetuoso con el poder
judicial (del que forma parte) ignora inclusive la advertencia de la Magistrada
que ordenó a las partes expresamente que no difundieran la documentación
aportada, bajo apercibimiento de infracción penal, y que solo debía de
informarse a la Magistrada Juez.
Pensaba
que la generación del Ministro Grande Marlaska es una generación ya educada en
los valores democráticos, y por lo tanto, respetuoso con el otro, sin embargo,
el ansía de poder, de ocultar la verdad, ordena al Coronel, que es honesto y
respetuoso con la norma, que le entregue el Informe o atestado policial.
Todo
ello, es inexplicable en una mente demócrata, la actitud del Ministro inductora
al comportamiento del Coronel Diego Pérez de lo Cobos a cometer delito, no
tiene explicación, pero claro parece ser que el respeto a la norma no tiene
cabida en el Gobierno del que forma parte, Grande Marlaska, que pena de ejemplo
para los estudiantes de Derecho y para la sociedad en general, si Montesquieu levantara
la cabeza, de su teoría idealizadora de una verdadera democracia, estoy seguro
que volvía a morirse.
¿Qué
ocurre con la Fiscalia? La Fiscalia debería de actuar de oficio, porque ha
tenido conocimiento de un delito, e incoar Diligencias Previas contra los
presuntos responsables. “Problema”¡, la Fiscalia independiente desde el punto
de vista funcional, depende orgánicamente
del Gobierno, es decir, otra muestra de un mismo poder con distintas
funciones. Los poderes públicos, los partidos políticos, la sociedad civil,
deberían concienciarse de que una democracia solo funciona con una división de
poderes clara, nítida y contundente, mientras eso no sea así, nos encontraremos
con una papilla de normas que confunden o impiden la aplicación de la norma y
lo que es peor, evitan determinar la responsabilidad de los responsables en el
orden administrativo o penal. Esto se consigue con educación y respeto,
circunstancias que escasean en la actualidad.
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