Eduardo San José Requejo /EPDAEntre analistas, politólogos, opinadores variados, etc. existe un consenso generalizado en el sentido de que las
elecciones no las ganan las alternativas sino que más bien las pierden los que están en el poder y que las alternativas tan sólo han de estar ahí en el momento adecuado.
Hoy publicamos la encuesta de Valencia del mes de Noviembre. En ella vemos en cierta medida lo expuesto en el párrafo anterior, el actual gobierno del Ayuntamiento sufre tal desgaste que la opción de un gobierno PP-VOX vuelve a aparecer como el más que posible futuro gobierno de la Ciudad, confirmando los datos apuntados en la encuesta de Octubre. La ciudadanía está muy estresada políticamente, los mensajes transmitidos a través de los medios de comunicación no son precisamente tranquilizadores y todos en cierta manera llevamos tres años sufriendo un estrés político constante que comienza a ver los efectos políticos en las encuestas.
Si me permiten el símil, estamos despertando de una anestesia provocada por el tratamiento mediático
dado a la pandemia, el conflicto de Ucrania, inflación, recibo de la luz, etc. aderezado por mensajes políticos de
carácter emocional más que racional y que acaban provocando un efecto de desgaste que sin duda está perjudicando a los partidos que gobiernan.
El porqué es sencillo: no gusta esa estrategia y lo único que desean es que acabe, dado que la única manera que
tiene el pueblo para cambiar las cosas es el voto, pues se cambia y arreglado. Sólo deseamos despertar de la
anestesia.
La infantilización de la política y la falta de respeto a la ciudadanía ha alcanzado unos niveles tan burdos que
ya no sabemos si hemos de votar a Ayuso o a Mónica García aunque vivamos en Valencia. El centralismo político y mediático ha alcanzado tales niveles que, cuando la realidad nos dice que en mayo se vota tu Ayuntamiento y Comunidad, los votantes pueden seguir las tendencias nacionales. Quizá de eso se trate. Hoy más que nunca opciones periodísticas de cercanía como este medio son más necesarias que nunca. Tradicionalmente el sentido del voto ha estado relacionado con la economía, o más bien con la situación económica individual y las perspectivas futuras es decir se votaba con el bolsillo, ahora se busca el voto pasional, buscando los elementes que
a cada votante le activen la emoción, pertenencia de grupo, tradición ideológica familiar, etc. sin tener en cuenta
los efectos secundarios que esas estrategia provocan. Resulta prácticamente imposible mantener un debate sereno y constructivo desde el aspecto emocional que permita llegar a consensos útiles para la sociedad y claro llegan los efectos secundarios de esa estrategia política: la polarización y las dificultades para gobernar.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia