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Grecia es tan
importante como lo fue Latinoamérica en los ochenta. El capitalismo
salvaje necesita laboratorios, escarmientos y demostraciones de
poder. Recuerdo de pequeño oír en el telediario hablar de la “deuda
externa” y de la “condonación de la deuda externa” siempre
relacionada con países latinoamericanos. Poco después con la
acampada del 0,7% de los noventa volví a oir el concepto “deuda
externa” relacionada con los países africanos. Finalmente, en mi
viaje a la India viví en directo el proceso que ahora explotará en
Asia.
Primero te
invitan a una raya de crédito. Otro día te invitan a otra. Entonces
decides pillar más de esos créditos. Es fácil. Te los ofrecen por
todas partes. Con eso vives un tiempo gastando sin problemas. Siempre
hay un poco más de crédito. Y entonces zas, se van a otra parte y
te dejan con un montón de deudas.
Y en ese momento
lo sabes. Tu mono de crédito se retroalimenta. Para devolver el de
ahora necesitas otro. Y tu soberanía, tu autonomía y tu vida se van
por el sumidero de los intereses y la prima de riesgo. Nadie te
prestara porque ya te han prestado demasiado. Y entonces te tienen
donde querían. Si quieres más tendrás que hacer lo que ellos
digan.
Algunos
ingenuamente pensábamos que la tecnocracia había sustituido a la
democracia. Son insaciables y van más allá. Ahora son simplemente
los acreedores los que deciden como tienes que vivir y respirar. Es
pura deudocracia. Ellos deciden porque si no... no te dan más
crédito. El dinero lo pudre todo. Por eso, yo me he hecho
Varufucker.