Francisco José Adán
El sábado asistí a la representación del Barbero
de Sevilla en el palacio Reina Sofía en Valencia. La ópera de Rossini tuvo una
acogida fría y se pensó que no triunfaría en la primera representación que se
produjo el 20 de febrero de 1816 en el Teatro Argentina de Roma.Fue un fracaso
desastroso: la audiencia silbó y abucheó, y ocurrieron varios accidentes en
escena. Uno de los cantantes dio un paso en falso y cayó en medio del escenario
causando la burla de todos. Por otra parte, a uno de los músicos en plena
ejecución se le rompió una cuerda de su instrumento y por si todo esto fuera
poco, de improviso un gato dio un salto y apareció en el escenario. Rossini
prefirió salir del teatro y poco después exclamó “Tuve que huir ante la actitud
de un público desenfrenado. Yo creía que me iban a asesinar”.
La
segunda representación fue mucho mejor y se convirtió en un exito clamoroso y
se convirtió en el caballo de batalla de Rossini. Rossini fue un compositor
que consiguió alcanzar tal fama que se retiró de la vida pública para vivir
de rentas. Era conocido por su buen talante y pormsu afición a la buena comida
y bebida.
El
Barbero de Sevilla es una ópera de enredo, una ópera buffa, de famosas melodía.
El sábado pude ver una representación ambientada en un edificio que podría ser
de cualquier ciudad española de un barrio obrero en los años 80. El centro del
escenario es la casa donde se desarrolla la acción, convertido en una suerte
de 13 rue del percebe en un escenario giratorio que usaba esta posibilidad
quizá de manera algo abusiva. El movimiento escénico se desarrollaba a lo
largo de esta casa de tres pisos donde los solistas no paraban de subir y de
bajar escaleras, una actividad fisica algo incompatible en cierto modo con una
actividad fisica como es cantar.
La dirección
musical fue llevada a cabo por Omer Meir Wellber que llevó una conducción ágil,
expresiva y que tocaba el pianoforte en los recitativos. Las voces fuero
buenas donde destacó la soprano que nació en Sagunto y vivia en el Puerto Silvia
Vázquez.
Hemos de
decir que el papel de Rosina ( papel femenino protagonista) está escrito
principalmente para mezzosoprano lo que obliga a transportar la partitura a un
tono más agudo para que la soprano pueda cantar cómodamente y así lo hizo
Silvia. Cantó segura, con buen fraseo,seguridad en los agudos y una buena
caracterización del papel. Quizá se podria decir, siendo muy quisquilloso, que
vi algunas incongruencias en cuanto a la escena, si la decoracion de la casa
era claramenre, de los 80 apareció por escena un CD o un móvil. Menudeces que
no desmerece en absoluto la producción que hoy tiene su última representación
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