Fuente: Unsplash.com
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una mayor penetración de la digitalización en las actividades que
realizamos, en especial las económicas, surge la necesidad de
operaciones más rápidas y seguras que estén en sintonía con
las plataformas financieras actuales y sus usuarios. Como solución,
el Banco Central de Europa (BCE) está desarrollando al euro digital,
la divisa que responderá a estas problemáticas en el continente.
El punto de partida
En
la carrera
por las “govcoins” o divisas digitales, la eurozona se
une a China, Estados unidos y Rusia, quienes están en la búsqueda
de fortalecer su posición en la siempre cambiante economía mundial.
Con la creación de diferentes aplicaciones y plataformas de pago, el
paso de la banca tradicional a la banca digital ha permitido un mayor
entendimiento de los ciudadanos sobre las
herramientas de inversión como los CFDs, que permite
operar con activos sin necesidad de poseerlos. Estos también se
utilizan con las criptomonedas y la bolsa de valores, ya que
proveen mayor confianza, agilidad y transparencia a las
actividades financieras.
En
pro de todos los avances que ello implica para la economía de
Europa, El BCE encuentra suficientes motivos y beneficios para
proyectar la completa adopción del euro digital en los próximos dos
años.
Desde
la implementación del blockchain para el desarrollo del bitcoin y su
aceptación como medio de pago entre usuarios, comerciantes e incluso
países como el Salvador, han emergido numerosas criptomonedas que
buscan formar parte de esta nueva era de las finanzas, ya que la
criptoeconomía parecía algo distante y ahora es una realidad en
auge.
Los beneficios del cambio
Por
su parte, el BCE
vio el beneficio de esta tecnología para reducir los
costes básicos de las operaciones y las elevadas comisiones
asociadas a la banca comercial por su intermediación. Al crearse una
cuenta directamente con el organismo, existirá mayor inclusión
financiera los usuarios menos privilegiados, mientras que sus
transacciones podrían efectuarse directamente entre ellos.
Aunado
a ello el BCE estará en capacidad de rastrear el origen y destino de
cada una de ellas, así como proteger la integridad financiera de los
ciudadanos y empresarios debido a la práctica inviolabilidad que
proporciona la cadena de bloques ante cualquier intento de
alteración.
Otro
punto a favor del euro digital para el BCE es la posibilidad de
mantener su valor frente a otras monedas. Bajo el principio de que un
euro digital va a tener siempre el valor de un euro convencional, se
podría dividir al primero en valores inferiores a un centavo,
permitiendo el acceso a mercados con divisas de valor más bajo al
del euro, sin necesidad de devaluarlo para mantenerse competitivo.
Aun
cuando la digitalización de las finanzas apunta a ser el nuevo
estándar, el euro digital no pretende ser un substituto de los
mecanismos ya utilizados, como sería el caso del efectivo, sino más
bien, ser un vehículo que simplifique las operaciones de las
personas o empresas, quienes podrán dinamizar y fortalecer la
economía de la zona euro tanto dentro como fuera de la misma, al
poder disponer de su dinero en forma íntegra y puntual.
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