 El exalcalde de Alicante Gabriel Echávarri llega a la Audiencia Provincial. EFE/Morell
                    El exalcalde de Alicante Gabriel Echávarri llega a la Audiencia Provincial. EFE/MorellEl interventor municipal del Ayuntamiento de Alicante, Francisco 
Guardiola, ha declarado este martes en el juicio seguido contra el 
exalcalde Gabriel Echávarri (PSPV-PSOE)  por los contratos de la 
Concejalía de Comercio que, en su opinión, sí se produjo un 
"fraccionamiento ilegal" a la hora de tramitar esos 25 encargos bajo 
sospecha, por un importe global de 189.000 euros.
A preguntas de 
la Fiscalía, se ha ratificado en las conclusiones del informe previo que
 emitió en marzo de 2017, cuando se paralizó el expediente de pago por 
el procedimiento ordinario y se planteó su abono a través de un 
reconocimiento extrajudicial de crédito "para darle una solución al 
problema", según ha manifestado.
Echávarri y dos de sus asesores,
 Eduardo Díez y Pedro de Gea, se enfrentan a una posible pena de 10 años
 de inhabilitación como responsables de un delito continuado de 
prevaricación administrativa, de acuerdo con el escrito de calificación 
inicial de la Fiscalía.
En su declaración, el interventor ha 
manifestado que tuvo conocimiento del problema cuando el jefe de 
servicio de la Concejalía de Comercio, Diego Agulló, le manifestó sus 
dudas sobre el proceso. 
A partir de entonces, según ha dicho, 
analizó las facturas y pudo comprobar que coincidían en fechas, en 
proveedores y en conceptos similares, por lo que, a su juicio, su 
contratación debió tramitarse por concurso "por lotes".
En todo 
caso, a preguntas de los letrados de la defensa, ha admitido la 
dificultad que conlleva discernir si todos esos 25 encargos, adjudicados
 de manera directa como contratos menores, están interrelacionados entre
 sí y si, por tanto, se encuadran en una "unidad funcional".
De 
hecho, ha señalado que él pidió un informe a los servicios de la 
Asesoría Jurídica municipal para que evaluase el procedimiento, aunque 
ese dictamen no llegó a una conclusión definitiva.
También ha 
manifestado que si los contratos se hubiesen acompañado de una memoria 
explicativa y descriptiva sobre el objeto del contrato  "no habría lugar
 a especulaciones". Con todo, ha admitido que no existe obligación legal
 de que los contratos menores se acompañen de esa memoria, ya que basta 
con la factura y el documento de pago.
Esta segunda sesión del 
juicio ha comenzado con la declaración del actual alcalde, Luis Barcala,
 quien ha señalado que él y su grupo de concejales presentaron la 
denuncia inicial, con la que se abrieron las diligencias, al tener 
conocimiento de las anomalías, cuando el expediente llegó a la Junta de 
Gobierno.
En esta línea, ha señalado que se adoptó esa decisión 
por la "excepcionalidad" de las anomalías, en la medida en que el jefe 
del servicio de Comercio, Diego Agulló, y el interventor municipal 
habían expresado sus dudas. 
A partir de ahí, según ha dicho, se 
revisó ese paquete de contratos y se comprobó que no existía expediente 
de contratación previos.
En ese momento, se comprobó que existían
 coincidencia de fechas, de conceptos y de proveedores, por lo que, a su
 juicio, "se daban indicios de un posible fraccionamiento".
Por 
último, ha comparecido el jefe de servicio de Comercio, Diego Agulló, 
quien ha declarado que él no tenía conocimiento de 24 de los 25 
contratos puesto que él no los había tramitado. Según ha sostenido, se 
ocupó de ellos directamente el asesor de la concejalía de Comercio, 
Pedro de Gea, y que él no los habría tramitado así "nunca".
Además,
 ha señalado que ningún técnico municipal se había responsabilizado de 
esos contratos y que, tras advertir la coincidencia de varias facturas 
de los mismos proveedores en las mismas fechas, le expuso sus dudas al 
interventor al considerar que "estaban mal".
Asimismo, también ha
 señalado que, en su opinión, si las facturas llevaban la firma digital 
del alcalde "era porque las había contratado él".
No obstante, a 
preguntas de las defensas, ha reconocido que la clasificación por grupos
 o bloques la realizó él mismo al analizar el contenido de las facturas y
 que al último grupo de ellos le dio la denominación de "conglomerado".
En
 esta línea, ha admitido la complejidad que entraña decidir si los 
objetos y servicios contratados constituyen o no una unidad funcional y,
 por tanto, si hubo fraccionamiento. En este sentido, ha insistido en 
que "no tenemos la seguridad" de si esos contratos fueron 
independientes. 
"No es una ciencia exacta, está sometido a 
interpretaciones, pero ante la duda optamos por la opción más segura, 
que era la de expresar las dudas; nadie me ha dicho, Diego, esto es 
así", ha sostenido. Ante esa duda, ha manifestado, "la forma más segura 
es que no se aprobase por decreto sino como reconocimiento extrajudicial
 de crédito".
Al ser preguntado sobre la posibilidad de que él 
pudiese actuar condicionado por su procesamiento por una causa similar, 
de la que resultó absuelto, ha señalado que actuó "por la experiencia 
acumulada".
El juicio prosigue este miércoles con la declaración 
de la exportavoz municipal de Ciudadanos, Yaneth Giraldo, y el actual 
portavoz municipal de Compromís, Natxo Bellido, además de varios 
técnicos municipales.									
                        
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