José Salvador Murgui. FOTO EPDA La perseverancia supone un esfuerzo continuo y constante. Supone
buscar soluciones a los posibles problemas con los que te irás encontrando cada
día, cada momento y hasta incluso en tu vida con el paso de los años. Supone un
valor fundamental para que consigas todo lo que te propongas u obtengas los
resultados más aproximados.
Estamos en una época dificil de vivir, y mucho más difícil de
atravesar, no nos adaptamos a los cambios, porqué estos son continuos y a la
vez pueden resultar peligrosos y ambiciosos. Pero lo cierto es que están ahí y
hay que vivirlos y superarlos.
Cada mañana que nos levantamos es un nuevo reto a descubrir, no
podemos caer en la desesperación o en el hartazgo de dejar pasar el día sin
hacer nada. El esfuerzo está servido y la necesidad de caminar es real. A veces
nos encontramos hundidos, desfallecidos, como que todo nos va mal, como que no
estamos bien vistos, como que nuestras obras o acciones no interesan a nadie o
casi nadie, es como nadar contra corriente.
Pero tú tienes el impulso, tienes la corazonada de que lo estás
haciendo bien, tú sientes la necesidad de seguir caminando, y sobre todo
necesitas el impulso para no desfallecer, entonces es cuando en tu mente y en
tu corazón se alumbra la perseverancia. Y la perseverancia suele dar buenos
frutos, quizás el más ambicioso sea el salir adelante, sea el no fracasar y sea
el demostrar lo que realmente tú vales.
El principal fruto es encontrar la clave para seguir adelante
mientras otros quedan en el intento. Los perseverantes saben bien que esperan y
tienen oposición y una oposición dura, cargada de buenas intenciones y mejores
principios de la índole que sean, pero jamás sorprende ni apabulla cuando
llega, la cabeza siempre alta. Los perseverantes aprenden a convertir cada
piedra con la que tropiezan en un peldaño de una escalera que les permita subir
hasta la meta más alta.
Perseverar es continuar creyendo cuando todos te gritan en la
cara que tus posibilidades son nulas o escasas, pero sabes dar el paso con
tesón y constancia. En definitiva perseverar es caminar confiando trabajando
paso a paso. Estas palabras escritas así sin más, son unas reflexiones que a
todos nos vendría bien hacernos como personas, como padres de familia, como
ciudadanos, de cuando en cuando, porque hoy la vida está muy llena de gritos y
ruidos y muy vacía de perseverancia.
No nos queda espacio para perseverar desde dentro, desde nuestra
interioridad, desde nuestra miseria humana para intentar ser no mejores, sino
los mejores. Y en definitiva es una realización personal, una metamorfosis que
humanamente debemos pasar, la vida nos pone a prueba y nunca sabes el resultado
cual va a ser; más si no perdemos la fuerza en luchar y perseverar, estoy muy
seguro que conseguiremos aumentar nuestra autoestima como personas.
El mundo nos presenta situaciones tristes, desesperantes, pero
las personas que habitan el mundo nos impulsan a perseverar para hacer un mundo
mejor donde todos tengamos un lugar. Escribo hoy a raíz del título que he descubierto
en Facebook, una frase colgada de esas que compartes y pones “me
gusta”; a mí no solo me gusta, me la creo. Vivo cogido a su mano, y trabajo
cada día por hacerla vida. Sobre todo vida de mi vida, porque si yo no
perseverara cada momento me consideraría a mi mismo un auténtico
“moniato” (con todos los respetos al glorioso tubérculo que sirve
de materia prima para elaborar los sabrosos pasteles del mismo nombre), cada
día, cada hora, cada momento, es el instante preciso para perseverar y seguir
adelante.
La clave de la perseverancia está en mi mente, las obras están a
la luz. La mejor perseverancia es mantenerse en pie hasta el final, luchando
por lo que crees que es digno y bueno, y perseverando para que un cielo nuevo y
una tierra nueva hagan nuestro mundo más de todos. Esa es la mentalidad del que
sabe perseverar, no ser un “trepa”, ser una buena persona buscador
y sembrador de la justicia, del trabajo y de la paz.
Feliz fin de semana.
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