Manuel J. Ibáñez Ferriol /EPDALa esclavitud es la posesión de una persona como propiedad, especialmente en lo que respecta a su trabajo. La esclavitud se refiere en particular al «estado de una persona sometida a servidumbre forzosa». A su vez, un esclavo es definido como una persona «que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra». La esclavitud suele implicar algún tipo de trabajo, siendo el lugar de trabajo y residencia del esclavo dictados por el esclavizador. A diferencia de términos similares como cautiverio o servidumbre, el término esclavitud enfatiza la idea de propiedad y control totales sobre la vida, libertad y fortuna de una persona por parte de un propietario o amo.
La lucha contra la esclavitud costó muchas vidas. Los tratados internacionales contemporáneos (Convención sobre la Esclavitud, 1926) recogen la prohibición de la esclavitud, que se considera como un crimen contra la humanidad. No obstante, sigue existiendo arraigada culturalmente en determinados países (India, Sudán, Mauritania) y ha reaparecido en otros bajo ciertas condiciones excepcionales, como es el caso de la mano de obra infantil esclava en el Sudeste asiático o determinados tipos de prostitución en todo el mundo.
La esclavitud como práctica social y económica fue usual en la antigüedad greco-romana. El estatus social y el papel de los esclavos era considerado inferior, sin valor o inexistente en relación con una persona libre. La sociedad de la Antigua Grecia tenía fundamentada filosóficamente la esclavitud que, para Aristóteles era la garantía indispensable para que los hombres libres pudieran dedicar su tiempo a la política y buen gobierno de la ciudad. En la Antigua Roma la práctica de la esclavitud se regula, en algunas ocasiones al mínimo detalle, estableciéndose la manumisión como fórmula de liberación de los esclavos, siempre con causa.
En Europa, durante la Edad Media, persistió en zonas marginales, como Escandinavia, donde los vikingos importaron tantas gentes esclavizadas durante saqueos, que se alteró la composición genética escandinava; o como en Al-Andalus, donde la principal mano de obra era esclava, ya que la ley sharía de los musulmanes permitía la esclavización de los cristianos españoles y de los animistas negroafricanos. Mucho de la esclavitud medieval era agraria (al ser una sociedad rural) y doméstica, y en el Imperio Romano, con el avance del cristianismo, se fue suavizando la situación de los esclavos, con la subida al poder de Constantino I el Grande, ya se estaba produciendo una síntesis entre la romanidad cristiana y la germanidad pagana, lo que introdujo en el Imperio la servidumbre germánica, que fue legalizada como castigo más benigno que la condena a muerte, por el mismo Constantino mediante un edicto en el 322. A finales del siglo xv, la esclavitud en Europa era muy reducida, aunque ello más por razones de escasez que por desarrollo moral o filosófico, ya que la misma fue trasladada y sumamente extendida en el nuevo continente por las potencias europeas.
Los árabes exportaron al Asia unos 17 millones de esclavos africanos. Del 1,25 de millones de europeos esclavizados en África por los bereberes, si bien algunos fueron vendidos en el mercado de esclavos de Alejandría y dispersados a Asia, a muchos se les esclavizaba en trabajos agrícolas en la vecindad de las capitales bereberes para poder expeditarlos en caso de conseguirse el pago de rescate por parte de familiares, donantes, órdenes religiosas, o gobiernos de los esclavizados. De las colonias de la América del Norte británica y subsecuentes Estados Unidos se importó 388,000 esclavos africanos.
El número de personas esclavizadas procedentes de África varía, según distintas estimaciones, entre 10 000 000 y 60 000 000 (entre diez y sesenta millones) de personas entre los siglos xv y xix. A los que hay que sumar los esclavizados en el mundo islámico (tanto europeos como africanos), en las culturas de la India y dentro de los estados africanos. Además, en el Imperio de Malí cerca de 9 000 000 (nueve millones) fueron traficados desde África Occidental al Magreb camino Sahara pero solamente la mitad sobrevivió al viaje.
Después de realizar un somero análisis sobre los sistemas de la esclavitud, cabe preguntarnos si todavía persisten prácticas esclavistas en la sociedad actual. Lamentablemente la respuesta sigue siendo afirmativa. La llegada de pateras al continente europeo, es una de las formas más indignas de practicar la esclavitud. Las mafias dominan este nuevo tráfico provocando que miles de hombres y mujeres, incluso niños vean su libertad sometida.
Denunciemos estas prácticas indignas de una sociedad avanzada y próspera. Acojamos a los que llegan hasta nosotros como hermanos que son, ya que buscan tener una vida mejor, más acorde con los tiempos en que vivimos.
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