Imagen de una zona afectada por el Tomicus Expertos
de la Escola Tècnica Superior
d’Enginyeria Agronòmica i del Medi Natural (ETSEAMN),
perteneciente
a la Universitat Politècnica de
València (UPV), recomiendan,
en los terrenos forestales de la
Comunitat Valenciana afectados por la plaga del Tomicus, cortar los
árboles infestados y descortezarlos o triturarlos o extraerlos del
monte antes de que aparezcan los insectos adultos.
Como
explica Antonio del Campo, profesor del Departamento
de Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente adscrito
a ETSEAMN, “en
los focos localizados, deben cortarse los pinos que mantienen partes
verdes para evitar que nazca la nueva generación de insectos que se
encuentra en su interior. Esta decisión debe ser tomada por personal
técnico que conozca la biología del insecto”.
Del
Campo añade que “los árboles muertos, ya sea directamente por la
sequía o por la plaga, ya no portan el insecto, puesto que éste ha
salido del tronco y su corta no incide en el control de la plaga ni
incide en agravar su evolución; pueden considerarse otros motivos
para su corta como los paisajísticos, de seguridad o cualquier otro
que estime su propietario y transportarlo a donde considere
oportuno”.
Según
los investigadores, aunque las acciones puestas en marcha por la
administración pública valenciana entran dentro del sentido común
y del criterio lógico que cabe esperar de un gestor del territorio
forestal, “lo cierto es que su utilidad es muy dudosa si las
condiciones climáticas no cambian, cosa que parece poco probable.
Hemos de tener en cuenta que la precipitación del 2013-2014 en
muchas zonas de la CV es la propia del Cabo de Gata (área más seca
de Europa), donde obviamente los bosques no pueden existir y aparecen
formaciones fruticosas mucho menos exigentes en agua y más estables
con el clima”.
Además,
apuntan como imprescindible la concienciación social de que el
cambio climático está conviviendo con la sociedad, que ha venido
para quedarse y que no sólo trae cambios del paisaje, sino que
también los traerá en otros aspectos de su socioeconomía y su
cultura.
Extrema
sequía
La
aparición y rápida proliferación de la plaga del Tomicus se
explica por la extrema sequía que está afectando a la Comunitat
Valenciana, que ha tenido como consecuencia directa un deterioro en
el estado fitosanitario de la vegetación, lo que ha supuesto la
muerte de numerosos pies de pino carrasco (Pinus
halepensis) y pino rodeno
(Pinus pinaster),
pero especialmente del primero por ser mucho más abundante. Se trata
de una mortandad excepcional, motivada por los bajísimos registros
de lluvia de los que no se tiene constancia anterior.
Gran
parte del territorio había recibido, cuando comenzó el problema,
menos de la tercera parte de la lluvia de lo que corresponde a un año
medio y durante el último año hidrológico apenas llegó al 40 % de
la media. Aunque algo ha mejorado el último semestre, el déficit
acumulado agrava aún más la situación.
Lejos
de ser un episodio anecdótico y aislado de sequía, los deficientes
registros indicados se unen a una serie con elevada irregularidad y
déficit de lluvias (recuérdese por ejemplo el año 2012 y
especialmente su primavera a la que siguió el catastrófico verano
con más de 50.000 ha calcinadas sólo en la provincia de Valencia).
Si bien las masas forestales mediterráneas pueden resistir una
elevada intensidad de estrés hídrico, también hay que tener en
cuenta que la frecuencia y magnitud del mismo acaba debilitando y
finalmente matando muchos árboles.
Está
claro pues que la debilidad del arbolado generada por la sequía,
favorece la aparición de agentes dañinos de los denominados de
debilidad. En el caso de los pinares han proliferado los insectos
perforadores, la mayoría de los cuales pertenecen a la familia de
los escolítidos: se trata de insectos autóctonos presentes en todos
los pinares, que precisan de cierta debilidad del arbolado para
generar daños, excepto cuando la población del insecto es muy
grande, pudiendo afectar entonces a árboles completamente sanos.
Zonas
afectadas en la Comunitat
En
diversas zonas, especialmente en las más áridas de la Comunitat, se
detectan grandes daños sin detectar otro agente causante que no sea
la falta de agua. Estas áreas están principalmente en el centro-sur
de la provincia de Alicante y la zona prelitoral comprendida entre el
norte de Valencia y centro-sur de Castellón.
La
extensión es amplia, si bien las afecciones normalmente no afectan
extensas áreas sino que se concentran en focos más o menos
localizados. En el caso del sur de Alicante, las extensiones son más
amplias afectado a sierras enteras como el caso de Orihuela. El
control de estas plagas no es fácil, puesto que la vida de estos
insectos se desarrolla mayoritariamente bajo la corteza donde se
encuentran protegidos y no son accesibles mediante producto
fitosanitario alguno. Además, la probabilidad de que un árbol sea
afectado resulta de una interacción compleja entre su genotipo y las
condiciones ambientales que le rodean, lo que hace muy complicado
prever qué árboles serán afectados.
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