Pere Ferrer. /EPDAIgual para cuando se publiquen estas líneas habrán rodado cabezas tras las elecciones gallegas, qué ingenuo puede llegar a ser uno. El caso es que Feijóo y su proyecto han resistido de la mano de un Rueda que no tenía mucho rodaje. Pero del lado de la izquierda no se puede decir lo mismo. Al BNG se le ha quedado cara de Feijóo en las pasadas generales con ese casi pero no. Desde luego, la formación progresista ha sacado un muy buen resultado, pero que no le sirve para pegar ese sorpasso deseado a una derecha anclada a las instituciones gallegas.
Lo que viene detrás del BNG sí que es digno de análisis. PSOE, Sumar y Podemos han escenificado un absoluto ridículo y me parece que, en el caso de Sumar y Podemos, por egos y milongas no han sabido subirse al carro de un BNG que igual en comandita hubiera permitido plantar cara a la derecha. Difícil también, pero al menos dar imagen de cohesión habría permitido que los votantes de su lado se lo creyeran. Y ya saben cómo se reparten los votos en nuestro sistema, los de arriba se lo llevan todo o si el voto se concentra también tiene premio, que se lo digan a Democracia Ourensana.
Pero también es verdad que el PSOE no ha ayudado nada en ese intento de cambio gallego y el CIS, una vez más, deja en entredicho el uso torticero que se hace de la cosa pública.
Lo peor de todo, al final, la falta de autocrítica interna en el lado de los que han hecho el ridículo. Lo mejor, detrás vienen las elecciones vascas y aquí el tablero presenta un escenario bien distinto, para aquellos que sacan la bandera de 'se ha votado en clave nacional'. ¡Son tan diferentes nuestras Españas!
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