Carlos Gil. Una vez más.
Vergonzante.
Valencia no merece aparecer en los informativos nacionales por
sujetos como
Grezzi. Si no teníamos bastante con su nefasta incapacidad
para gestionar el
área que le fue asignada, con criterios que nunca hemos sido
capaces de
entender, nos toca también aguantar su particular sentido del
humor, mofándose abiertamente
de la muerte de quienes no son de su agrado.
Aunque Ribó se
empeñe en mirar
hacia otro lado, con esto, Grezzi ha acabado de demostrar que
es un indigno
representante de los valencianos. Por cuatro descerebrados que
puedan reírle la
gracia, hay una mayoría silenciosa de ciudadanos a la que
repugna este tipo de
actitudes que recogen falta de respeto, falta de educación y
un alto grado de
intolerancia.
No voy a
defender a Miguel Blesa.
En primer lugar, porque ya no lo necesita pero, sobre todo,
porque debían ser
los tribunales quienes decidieran si sus actuaciones fueron o
no ajustadas a
derecho. No lo eran, a la vista de las sentencias ya dictadas,
pero, en ningún
caso, lo que haya podido hacer durante su vida, puede
justificar, de manera
alguna, este tipo de declaraciones tras su muerte.
Además de que
Blesa nunca llegará
a enterarse, y menos aún a molestarle,
esta opinión, a cualquiera con un mínimo de buen gusto le va a
repeler que los
representantes de la ciudadanía aprovechen las redes sociales
para este tipo de
actuaciones. No es justificable que lo haga un particular,
pero es
especialmente deleznable cuando es un presunto servidor
público quien firma,
sin tapujos, este tipo de afirmaciones socarronas. Un concejal
debe saber que
cualquier actuación que pueda llevar a cabo no va a quedar
como algo personal,
sino que va a afectar al Ayuntamiento al que pertenece y, por
extensión, a la
ciudad a que representa, lo que debe hacerle ser especialmente
cauteloso para
evitar salidas de tono de este estilo.
No se puede
jugar con estas cosas.
La mala educación no es compatible con la gestión y la
representación pública.
Y a Grezzi, le sobra tanta mala educación como capacidad le
falta para
gestionar adecuadamente las competencias asignadas a su
concejalía.
Si tanto le
gusta aparecer
continuamente en Twitter puede dedicarse a informar de los
atascos que,
continuamente, se producen por el resultado de su gestión al
frente de la
concejalía de movilidad sostenible. Ni le faltarán ocasiones
para escribir ni
le faltará contenido para provocarlas. A ver si, mientras
tanto, consigue que
Valencia sea noticia por algo positivo, aunque sea que deja de
ser concejal.
¿Hasta cuándo, Grezzi?
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