Carles López.
No sé si mi caso es
extrapolable a otros, si soy un síntoma del acontecer político de este duro
territorio en el que se ha convertido nuestra ciudad: He votado a Ignacio
Blanco en las primarias de Esquerra Unida PV; A nivel estatal Podemos me parece
lo más interesante que ha pasado en el ambito político en este país en los últimos
treinta años, y una de las pocas ocasiones que nos quedan para poner la
política, es decir los ciudadanos, por encima de la economía; A nivel local me
parece que Quico Fernandez y su grupo, han realizado la mejor labor de
oposición en estos últimos años. En Europa, soy un gran admirador de políticos
como Olof Palme, de esa socialdemocracia que el político sueco representaba,
esa socialdemocracia de los derechos sociales, de la justicia, de la igualdad,
que decía lo que pensaba, enfrentándose en plena Guerra Fría tanto a
Norteamericanos, como al bloque soviético.
Es curioso como los
partidos que aún se denominan socialdemócratas, han ido perdido adeptos al
mismo ritmo que iban abandonando los postulados que los convirtieron en
opciones políticas mayoritarias entre la clase trabajadora, y lo mejor es que
con tanto Thank Think y fundaciones de estudios (generosamente financiadas
por cajas de ahorros y ministerios de cultura), aun no se han percatado
porque.
Estas son en estos momentos mis
coordenadas. Quizás sean algo personal, pero creo que estamos en un momento de
cambio donde se entremezcla la vieja y la nueva política, las ubicaciones
simbólicas horizontales (izquierda/derecha), y las más reales de corte vertical
(arriba/abajo). La derecha lo tiene claro, pero la izquierda, o mejor las
personas que aspiran a una sociedad más igualitaria, solidaria y justa, tenemos
la obligación y la necesidad de entendernos. Tenemos mucha más
responsabilidad, tenemos que mapearnos en el territorio de la política, y
saber que hoy por hoy el eje que prima es el vertical.
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