Carmina Llopis. / EPDANo cabe duda, a medida que la primera oleada de
contagios por coronavirus se ha ido extinguiendo nuestra manera de comportarnos
ha variado más allá de las normas.
Durante los primeros días de la aplicación del
estado de alarma, la mayor parte de la población ponía énfasis en la necesidad
de prevenir, a veces incluso llegando a exagerar, actualmente, con la nueva
normalidad y el regreso a las calles el ambiente es mucho más relajado. Tan
relajado, de hecho, que en algunos casos puede llegar a ser un problema.
Los contagios por coronavirus entre los jóvenes se han
disparado en las últimas semanas. En torno al 70% de los nuevos casos son personas menores
de 40 años, en su mayoría asintomáticos o con
síntomas leves que no necesitan ingreso hospitalario, de ahí que el sistema
sanitario no note, por ahora, una elevada presión.
La estadística señala que: el adolescente
promedio tiende a exponerse más al riesgo de contagio de coronavirus, comparado
con los adultos.
Desde un punto de vista biopsicológico, se
considera que en la adolescenci ael sistema que participa en el modo en
el que priorizamos nuestras fuentes de motivación, no es lo suficientemente
maduro como para darle demasiada importancia a las metas de carácter
abstracto o a largo plazo.
Así, en el cerebro adolescente, la estructura
conocida como sistema límbico, que es la parte del cerebro desde la que surgen
los impulsos emocionales, tendría una mayor capacidad para dirigir la atención
de los jóvenes hacia el aquí y el ahora, y ésta no se vería tan contrarrestada
por otras zonas del sistema nervioso capaz de anteponer las necesidades
comunitarias en primer lugar. También influye la presión de grupo y la
dificultad para acatar normas y límites.
Para combatir o contrarrestar esto, seria
importante crear un clima de concienciación general en el que se ponga énfasis
en la importancia de velar por la gente vulnerable para poder conseguir grandes
cosas.
Así que, vamos a no criminalizar
a nuestros jóvenes, ya que no se ven a sí mismos como un riesgo, salvo que
hayan tenido contacto directo con la enfermedad. Proporcionemos buena
información desde nuestra madurez, dialoguemos con ellos y sobretodo: demos un
buen ejemplo.
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