José Manuel Mora Pla. EPDALa cuenta de la vieja, es algo rudimentario y simple, comparable a la prueba del nueve, a la prueba del algodón, o a éso que dicen de las gallinas que entran, por las que salen. Algo fácil, pero efectivo, exacto y, sobre todo, comprensible.
Pues bien, si esta cuenta la aplicamos a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), recién paridos, - cual fistro pecadorrrr después de los dolores, que diría el genial Chiquito - el moño de la vieja de la cuenta, se le pondría de punta, soltándose estupefacto, de los ganchillos que lo sujetan al peinado. Lo explico :
Me acaba de entregar un pajarito el informe de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (vamos, dicho en cristianismo, Hacienda). Dicho informe, basado en las ventas, dentro del mercado nacional, de las 30.000 grandes empresas, obtenido de sus declaraciones de IVA, indica que en agosto, tras cinco meses continuos al alza, volvemos a tasas negativas, por lo cual el INE revisó el crecimiento del PIB, que pasó del 2,8% de crecimiento en el que se basaron estos presupuestos, en ese momento, a tan solo el 1,1%. Todo ello detallado, como no puede ser de otra manera, por sectores económicos y con porcentajes de crecimiento a la baja, debido a la incertidumbre que está creando la generalizada subida de los precios - no solo de la luz - y también por la escasez de materias primas, chips/componentes y diversos movimientos especulativos, que lastran nuestra economía.
Por supuesto el FMI también ha rectificado a la baja el crecimiento para este año.
También las exportaciones se han ralentizado, aunque crecen, así como el empleo y los salarios brutos medios.
Por tanto, todo esto afectará al PIB de este tercer trimestre que, en un otoño que se prevé calentito, le supondrá una colleja en toda regla a unos presupuestos hechos a mayor gloria del pollopera (expresión ésta que decía mi abuela cuando se refería a alguien engreído, presumido y chulo) que nos gobierna, básicamente para contentar y hacerles la pelota a los que le sostienen en la Moncloa.
Por si fuera poco, la Fundación de Cajas de Ahorro (funcas) acaba de anunciar que la tasa interanual del Índice de Precios al Consumo (IPC) en diciembre será del 4,8% situándose la media anual en el 2,8%, siempre y cuando no se tensione más aún el precio de la electricidad, en cuyo caso podría llegar a subir hasta el 5,3%, y situan en un 6,1% el crecimiento del PIB, lejos del 7% que contemplan los PGE.
Ojo, las pensiones están indexadas al incremento del IPC, no digo más.
También aumenta el sueldo de los empleados publicos en un 2%.
Por otro lado, la panda que ha elaborado estos presupuestos, ha estimado el precio del barril de petróleo en sesenta dólares, cuando el mercado nos dice que está en torno a los setenta y que, fácilmente, puede subir hasta los 80 dólares. Sabiendo como saben que, por cada diez dólares que sube el precio del barril, baja un punto nuestro PIB, es otra trampa más al solitario, para cuadrar los 196.000 millones de gasto público para el año que viene.
Por último, dan por otorgados 27.600 millones de los fondos Next Generation, que está por ver y todo lo demás lo sacarán de los impuestos con que freirán a todo quisqui.
En resumidas cuentas, que engordan los ingresos y subestiman los gastos de forma subrepticia, pues hacen que la economía crezca de forma no real, para que la recaudación fiscal figure por encima de la real; así, el posible (segurísimo) déficit público que se produzca, será digerible en Bruselas, pero habremos pasado de la cuenta de la vieja, al cuento de la lechera.
Cuando en Europa no traguen, y los vomiten en forma de recortes sangrantes a todo españolito de a pié, piensan que, habrán pasado dos añitos como si nada, e igual han vuelto a ganar las elecciones. ¡ Cuidadín !, que volvería a decir Chiquito.
Ya, de la distribución de las partidas presupuestarias a los territorios que forman nuestra querida España, ni hablo, pues ya lo han hecho perros y gatos : ¡ Agravios comparativos por doquier !, pero favorecedores a unos pocos.
Eso sí, de lo que nos incumbe a los valencianos ya hablaré cuando acabe el trámite parlamentario, después de las enmiendas cojonudas que, con un par y mucha cara dura, anuncian Baldoví y los de Chimet a los cuatro vientos.
Se producirá un vendaval sanchista, con rayos y truenos de los separatistas, nacionalistas, populistas, el de Cantabria, el deTeruel, Maroto y el de la moto, y tararí que te ví. Los anuncios ventosos se quedarán en calma chicha, como siempre.
Qué falta hace un Partido valenciano de VERDAD.
Ya va siendo su hora.
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