El Oceanogràfic de Valencia ha sido remodelado y anuncia la presencia de nuevos animales. La remodelación siempre ha sido la respuesta de estas grandes prisiones, que empezaron en el siglo XIX cerrando sus “colecciones” en minúsculas jaulas con barrotes de hierro. Estrechamente hermanadas con los circos y las ferias donde se exponían seres humanos, también han “acogido” indígenas nativos de América, África, Asia y Oceanía.
Como negocios del espectáculo al siglo XXI, se han reconvertido en parques temáticos de jaulas disimuladas como la gran esfera aviar del Oceanogràfic, una deplorable barrera para las alas que no podrán ser nunca libres. Ocultan al público el tráfico de esclavos, capturados libres, o prácticas tan habituales como elculling, consistente al matar los animales sobrantes que no tienen mercado.
El Oceanogràfic de Valencia también tiene un delfinario estrechamente ligado con la matanza de familias enteras de delfines para capturar, encarcelar y explotar a los animales más jóvenes. A Taiji, en Japón, se hace cada año una enorme matanza de miles de individuos de muchas especies distintas, sólo para capturar los especímenes más jóvenes de delfines mulares de “cara sonriente”, debido a su característico pico. Todo el resto es desviado al mercado de la carne, incluso haciéndola pasar por carne de ballena. Los “elegidos” son esclavizados en lugares como el Oceanogràfic de Valencia, que acaba de instalar una enorme pantalla al *delfinari.
Los nuevos esclavos serán tiburones martillo, cocodrilos africanos y grandes tortugas de las Galápagos, llegadas éstas de un decomiso de animales. Desde la Plataforma Carles Pinazo, denunciamos que un negocio que fomenta la captura de animales libres sea el destino de estos animales. La lucha contra el tráfico de animales tendría que llevar a sus víctimas a centros de reintroducción a sus hábitats o a santuarios que no los exploten
El conocimiento de la vida salvaje hace mucho que está a nuestro alcance sin necesidad de estas grandes prisiones de animales. Lamentamos profundamente que Valencia sea referente de estas propuestas basadas en principios y valores del siglo XIX, como el Bioparc y el Oceanogràfic.
La Plataforma Carles Pinazo hace un llamamiento al conjunto de la comunidad educativa para que no formen parte de sus actividades escolares las visitas a estos centros, que se aprovechan de la curiosidad y el aprecio por la Naturaleza de las y los más pequeños para socializar, de forma sutil, la violencia y la explotación.
Defendemos la reconversión de estos centros, a través de la propuesta ZooXXI(*), en auténticos centros para la rehabilitación de animales y reintroducción a sus hábitats naturales, en santuarios y refugios de los y las que ya no pueden ser reintroducidos y en modernos centros de conocimiento de la vida salvaje a través de medios, como las proyecciones holográficas y 3D, que no tienen ninguna relación con el tráfico, encarcelamiento y esclavitud de animales.
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