Obispado de CastellónLa
iglesia católica y la comunidad homosexual han vivido un verano más
que polémico en la Comunitat Valenciana ante sendas noticias que han
ocupado titulares en los diferentes medios y que han puesto de
relevancia, una vez más, las grandes diferencias que les separan.
Como telón de fondo, lo mismo de siempre, la homofobia latente de la
iglesia y la no aceptación de que en pleno siglo XXI puedan existir
otro tipo de parejas que no sean las formadas por un hombre y una
mujer. Sin embargo, esta vez han ido más allá, faltando el respeto
a la comunidad LGTB llamándoles incluso enfermos. Parece que ese
respeto y tolerancia que desde el Vaticano predica el Papa Francisco,
no es importante para las autoridades eclesiásticas de nuestro país.
Valencia
El
primero de los desaires, tuvo como protagonista a la Universidad
Católica de Valencia al equiparar a la homosexualidad con una
enfermedad según la información encontrada en su Máster de
Bioética, firmado por José Luis Pérez Requejo, miembro del
Observatorio de Bioética de la citada universidad. El texto,
disponible en la página web de la Universidad, asegura: “Es
difícil entender por qué, por ejemplo, una persona adicta al
tabaco, no siendo el tabaquismo una enfermedad ni una actividad
ilegal, pueda consultar con un médico o un psicólogo para vencer su
adicción, y un adulto que quiera potenciar su heterosexualidad, no
pueda hacerlo. En aras de la coherencia, deberíamos también
respetar a los científicos que valoran y tratan la homosexualidad
como una alteración de la identidad sexual”.
Rápidamente
el diputado por Compromís Fran Ferri, criticó que dicho texto dice
respetar el criterio científico que niega que la homosexualidad sea
una enfermedad pero a la vez "lo
cuestiona desacreditando la manera con la cual la comunidad
científica llegó a este consenso".
Incluso el propio Máster llega a asegurar que la homosexualidad dejó
de ser considerada una enfermedad por una cuestión "circunstancial
y discretamente mayoritaria", y se
pregunta: "¿Y si un día una reunión de
endocrinólogos, basándose en que muchos de sus pacientes fueran
diabéticos, decidieran que la diabetes no es una enfermedad?”.
Sin embargo, las sorpresas fueron más allá. Este informe del Máster
de Bioética de la Universidad Católica va más allá asegurando que
la homosexualidad tiene cura, "en este
caso nombrando a un pretendido especialista que ha conseguido
prevenirla y curarla", denuncia Ferri.
Se trata del psicólogo holandés Gerad van den Aardweg que niega
todo condicionamiento biologista o innato de la homosexualidad y
acepta y lo ha demostrado en numerosas personas, que las influencias
emotivas que la generaron durante la infancia y adolescencia, pueden
ser prevenidas y tratadas con éxito.
Castellón
El
segundo de los graves capítulos contra el colectivo LGBT en la
Comunitat Valenciana durante este verano tuvo lugar en Castellón.
Dos mujeres de esta provincia y naturales de Onda decidieron sellar
su amor en una ceremonia civil en el Ayuntamiento de la localidad
para más tarde recibir la bendición del amor parte del cura del
municipio en la pequeña parroquia de San Bartolomé. Aprovechando
que el cura conocía desde hace tiempo a las novias y se profesan
gran cariño y amistad. Sin embargo, un cura no puede casar a dos
personas del mismo sexo y tampoco “bendecir su amor”, según el
Obispado de Segorbe-Castellón cuando se enteró de la ceremonia por
la prensa. En un comunicado, el Obispado ha reprendido al cura por
“contradecir gravemente la doctrina de la
Iglesia Católica(…) por pretender celebrar ante la Iglesia un
matrimonio entre personas del mismo sexo(…) y por presidir la
celebración de la bendición de una unión civil entre personas del
mismo sexo”.
El
cura, amigo de las novias, podría sufrir consecuencias. De hecho, el
Obispado ha abierto un proceso informativo para estudiar si se
tomarán medidas disciplinares establecidas en el Código de Derecho
Canónico. Ya han visitado al párroco para conocer sus motivos e
informarle de la gravedad del hecho. Éste se excusó con haber hecho
“una aplicación errónea de la misericordia
al no haber distinguido la acogida y acompañamiento pastoral de las
personas de la aparente aprobación de una unión que la Iglesia no
puede aprobar”. En el comunicado aseguran
que el párroco ha pedido perdón a la Iglesia y a “todos
aquellas para los que su actuación pudiera ser motivo de escándalo”
y ha prometido que “nunca más”
volverá a hacer algo similar.
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