Portada del libro dedicado a la figura del artista fallero Ramón EspinosaEl libro "Ramón Espinosa, artista faller", del que es autor el
periodista Gustavo Clemente (València, 1983), se presenta como una
biografía escrita con pasión pero sin soslayar los aspectos más
polémicos de este personaje, del que destaca su sentido del erotismo y
el humor gamberro.
En una entrevista con EFE, Clemente comenta
que Ramón Espinosa Aguilar "fue un ídolo" para él desde que quedó
"fascinado" cuando vio la Eroticrònica (primer premio de la sección
Especial en 1989) en una mañana de lluvia, con apenas 6 años, y
reconoce: "Escribir el libro era una forma de hacerle un homenaje, un
regalo para él, después de haberme iluminado para siempre con aquel
impacto".
Según el periodista, "las Fallas de Ramón son barrocas,
pero al mismo tiempo, rompedoras para su época. El erotismo, la
representación política y el sentido del humor gamberro son sus guías
irrenunciables".
Comenta que el libro, publicado por Samaruc
editorial sin ninguna ayuda pública, "por puro romanticismo", está
escrito desde "la pasión, pero reconociendo también aspectos más
criticables sobre la biografía del artista, como la acusación de plagio
de la Eroticrònica por parte de otras comisiones o cuando se le
desmoronó la falla de Doctor Zamenhoff y a punto estuvieron de resultar
heridos algunos falleros".
Asegura que ambos episodios están
narrados con rigor, al igual que los claroscuros que hay en la
trastienda de cada momento de gloria.
Según el periodista y
escritor, "el propio diseñador Boris Vallejo, por mediación de un
conocido, demostró estar al tanto del diseño del remate de la
Eroticrònica", la falla que Espinosa realizó para L'Antiga de Campanar
de 1989 y que ganó el primer premio de la sección Especial.
Resalta
que esta falla fue un atrevimiento pues existía un cierto tabú sobre
temas sexuales o eróticos explícitos en los remates. "Ramón intentó
rebelarse. El erotismo ha sido siempre algo natural para él e intentó
mostrarlo. Era la época de la movida valenciana, años de apertura de
ideas en muchos campos culturales".
En el ámbito fallero, Ramón
Espinosa era reconocido como "el artista erótico y político", pues
destacaba también por representar a todos los personajes políticos del
momento, tanto valencianos como del resto de España.
Y describe
así su trayectoria como artista fallero: "Su amor al oficio es lo que
hace especial a Ramón. Es un enamorado sin remedio. Estudió Bellas Artes
porque sólo quería trabajar en las Fallas. Desde niño mostró una
inclinación por dibujar el cuerpo humano, sin ataduras, sin prejuicios,
con sentido del humor y valentía. Todo eso, unido a una enorme capacidad
de trabajo, optimismo y liderazgo de equipos, le convirtieron en un
artista fallero total".
El idilio con L'Antiga de Campanar fue
espontáneo: "La comisión y el artista llegaron juntos a la élite desde
Segunda B, hasta alcanzar la gloria con dos primeros premios de Especial
(en 1989 y 1991), a los que hay que añadir otros tres anteriores, uno
en Primera A (1987), otro en Primera C (1985) y un tercero en Segunda A
(1982)".
El desencuentro con la comisión llegó de forma cruel
para Ramón, pues se enteró por compañeros de oficio que no haría la
falla de 1993. "Nadie tuvo el valor de decírselo a la cara. Y fue una
auténtica puñalada para él, que le ha acompañado toda la vida", ha
comentado el biógrafo.
Sobre los medios de comunicación, Gustavo
Clemente afirma que deben ser igual de exigentes con las Fallas que con
las otras secciones, aunque reconoce que la "parte amable suele ganar
excesivo terreno a la reflexiva".
"Se está mejorando, prestando
más atención a los aspectos culturales y artísticos, pero queda mucho a
la hora de dignificar el oficio, ofrecer más ayudas al artista y
revitalizar la Ciudad Fallera", indica.
Joan Castelló
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