Estudiantes en una imagen de archivo. EPDA El 80,4 % de los docentes de los centros concertados aseguran sentir cierta inseguridad en el desarrollo de su trabajo en un inicio de curso marcado por la COVID-19 y piden test periódicos y personal sanitario en el centro.
Esta es una de las conclusiones del resultado de una encuesta elaborada por la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza y Atención Discapacidad a más de 800 docentes de centros concertados de la Comunitat entre el 22 y el 30 de septiembre.
Los trabajadores coinciden en destacar el "gran esfuerzo realizado por los compañeros y equipo directivos para garantizar la seguridad en las aulas y el desarrollo del curso escolar en las mejores condiciones", al tiempo que consideran muy importante la realización de test periódicos.
La encuesta revela que el 91,2 % de los profesores afirma que no les han hecho ninguna prueba antes de comenzar el curso mientras que solo al 6 % les han realizado un test serológico, al 2 % un test rápido y apenas el 0,8 un PCR.
En esta misma línea, la encuesta refleja que la mayor parte de los encuestados coincide en la necesidad de contar con personal sanitario en los centros educativos, ya que “el responsable COVID no cuenta con tiempo suficiente dedicado a esa actividad”.
En cuanto al material de protección para los docentes, la encuesta revela que el 78 % de los profesionales compra sus propias mascarillas, mientras que solo al 22 % se las proporciona su centro de trabajo.
Así mismo, el 32,1 % de los encuestados utiliza mascarillas higiénicas de tela reutilizable mientras que el 30,1 % utiliza mascarillas quirúrgicas y el 37,9 % utiliza mascarillas fFP2.
En cuanto al desarrollo de su actividad en el inicio de un curso marcado por la COVID, el 77,8 % de profesores en grupos estables de convivencia afirma que no tiene “ni un minuto de descanso en su jornada” y el 33,5 % reconoce que a menudo necesita ayuda en el aula y nadie puede entrar a ayudarle.
Además, casi el 60% de los trabajadores “no siempre o nunca” encuentra un lugar seguro y acondicionado para trabajar en sus horas complementarias, debido a la flexibilización de los espacios.
Los profesionales destacan que “los protocolos no tienen en cuenta si el maestro tutor es personal sensible o de riesgo, ni "la enorme carga de trabajo que recae sobre el personal del centro. Los trabajadores trabajan más horas y bajo una gran tensión emocional por miedo a contagios en el aula".
La propuesta más compartida por los docentes es la de implantar la jornada continua en todos los centros educativos como medida de control de contagios. ya que reduce y evita las entradas y salidas del centro, junto con la necesidad de adaptar el currículo a las circunstancias actuales.
Finalmente, los participantes demandan tener más en cuenta las necesidades específicas de los centros de educación especial y la grave situación por la que están pasando las escuelas infantiles de iniciativa social, que necesitan más ayudas económicas.
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