Raúl Castillo. Desde
el inicio de nuestra campaña electoral, allá por abril de 2015, una
de nuestras líneas de trabajo más importantes fue la denuncia de la
elaboración de un nuevo plan de movilidad para nuestra ciudad.
Queda
patente cada vez que salimos a la calle, andando o en nuestra
bicicleta, que no disfrutamos de una buena regulación del uso de la
vía pública y que no se tienen en cuenta las necesidades y el
entorno real de nuestro municipio. Es necesario que de una vez por
todas encontremos el equilibrio entre las diferentes actividades y
actores que conviven en el espacio público; residentes, visitantes,
comerciantes, trabajadores, etc.
Hoy,
volvemos a traer a la palestra uno de los pocos asuntos en los que
todos los grupos municipales del ayuntamiento coincidimos y que hemos
incluido en nuestros programas; la revisión, actualización y
desarrollo del Plan de Movilidad Urbana. Sin embargo es paradójico
que algo en lo que difícilmente va a existir confrontación
ideológica, no se haya planteado a estas alturas de la legislatura.
Necesitamos
identificar a corto, medio y largo plazo, las diferentes actuaciones
a desarrollar para conseguir UNA
CIUDAD MAS SOSTENIBLE.
En este sentido, queremos que lo antes posible y con la participación
real de todas las partes interesadas; ciudadanos, fuerzas políticas,
empresarios, asociaciones, etc., queden definidas las necesidades
reales del municipio y pongamos sobre la mesa las propuestas para
mejorar la eficiencia de los transportes públicos, la interconexión
de los carriles bici y la creación de nuevas vías peatonales.
En
cuanto a los carriles bici, las condiciones de seguridad dejan mucho
que desear, es prácticamente imposible marcarse una ruta entre dos
puntos de la ciudad sin tener que sortear en varias ocasiones puntos
negros con gran riesgo de paso, como los cruces en vías
internúcleos, o el acceso a zonas de alta afluencia, como pueden ser
los institutos. Una mejora en este aspecto ayudaría a
descongestionar el tráfico urbano y por otro a la proliferación de
hábitos saludables para nuestros ciudadanos.
En
cuanto a las vías peatonales, el reto es configurar unos caminos
escolares seguros y de calidad. Hay que fomentar la autonomía
perdida de nuestros niños y niñas recobrando un hábito tan
saludable como el ir andando a la escuela en un entorno seguro.
En
estos momentos, los ciudadanos no tenemos ningún incentivo para
dejar nuestro coche aparcado en casa y optar por medios de transporte
más sostenibles. Hoy en día, plantearse algo así parece no menos
que una utopía, pero si pretendemos ser una ciudad del siglo XXI
estamos obligados a mejorar nuestra imagen urbana.
Tampoco
podemos olvidar a las personas con movilidad reducida, que se ven
imposibilitadas en muchos puntos de nuestra ciudad para salvar las
barreras arquitectónicas existentes o los obstáculos fijos
instalados en nuestras calles. Es política y moralmente obligatorio
evaluar y proponer acciones para la eliminación de estas barreras
existentes en los espacios de uso público y los elementos del
sistema público de transportes, desde las paradas y estaciones hasta
el material móvil, y los sistemas de comunicación e información
comunitaria: señalética pública y privada.
En
conclusión, una ciudad de ahora, moderna, dinámica, saludable y
segura. Ese es nuestro objetivo y espero que el de todos. Nosotros
seguiremos exigiendo sin descanso que algún día podamos disfrutar
de esta visión de futuro, es nuestro deber y nuestro derecho como
representantes de los ciudadanos, solo esperamos que la visión sea
compartida por quienes a día de hoy toman las decisiones.
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