Carles López. Uno
de los recuerdos más impactantes de mi adolescencia fueron las
patrullas ciudadanas antidroga en la zona de la playa del Puerto.
Allí había unos recreativos a los que acudíamos semanalmente y
frente a ellos un grupo de adictos que también encontraba allí su
lugar de reunión. Recuerdo ver grupos de vecinos ahuyentándolos con
palos. Se organizaban ante la ineficacia policial con el problema del
tráfico y consumo de drogas en la calle. Era la época de apogeo de
la heroína.
El
Tribunal Supremo ha fallado contra el Ayuntamiento de Sagunto por la
expropiación forzosa de unos terrenos cercanos a la playa justo
detrás de Ciudadmar. La gestión del tripartito (hace casi una
década) intentó concentrar los derechos urbanísticos en una zona
de la parcela para no tener que expropiar el terreno ya que el Plan
General de Ordenación Urbana los calificaba como escolares. El
gobierno de PSOE, Bloc y Esquerra Unida de entonces intentó no
afrontar ese coste. El siguiente gobierno del Partido Popular junto a
los segregacionistas porteños abandonó esa línea por considerar
que todo el solar debía permanecer como público lo que conducía a
la expropiación directa a los propietarios y un gasto de cinco
millones de euros.
Y
finalmente muchos años después habrá que abonar entre todos los
vecinos del municipio ese dinero. A estas alturas del artículo usted
ya se habrá aburrido de leer esta cuestión.
Porque
no es fácil ni divertida. A usted le resultaría más fácil hablar
de códigos postales cuando se menciona al tripartito, o de patos
quizá. La mayor parte de los no lectores de este artículo
encontrarán una coartada maravillosa para no pensar en este tipo de
cosas farragosas y complejas.
Sin
embargo, la política es eso. Afrontar cuestiones aburridas en un
noventa por ciento. Encerrarse en laberintos legislativos. Cumplir
plazos. Priorizar cuestiones. Pensar en plural. Devanarse los sesos
para hacer mucho con poco. Esta semana asistiremos a un cruce de
acusaciones o de matices.
Ya
pasó con la Gerencia. Pasa contínuamente en este municipio
-Sagunto- tan conflictual (no confundir con conflictivo). Y pasa
porque el votante maneja vectores simples de decisión de voto
mientras la política de verdad se maneja en entornos complejos.
Quizá
ahora sería más importante que nunca la creación de nuevas
patrullas ciudadanas que vigilen a los políticos municipales de
manera organizada.
Quizá
sea necesario vigilar a los nuevos yonkis del poder de siglas
diversas y dispersas. Sin palos pero con estudios y conocimientos.
Unidades de vigilancia cívica. Algo que supere el tradicional
asociacionismo vecinal y que ponga el foco en la negligencia, en la
pasividad o en la falta de planificación. La complejidad se gestiona
desde lo complejo. Después vendrá la campaña y los programas para
simplificarlo todo.
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