Eduardo Ovejero.
Casi, casi pertenezco a la llamada
generación del 68, que ha pasado a la historia como liberalizadora, idealista y
utópica.
En ella se popularizaron dos
eslóganes, que marcaron un antes y un después en la vida social de aquellos
años: “Prohibido prohibir” y “La imaginación al poder”.
Tras casi cincuenta años, parte de
otra generación, también por unos meses, los gritaban como santo y seña de su
revolución no tan silenciosa, en algunas Plazas de nuestros pueblos y en
determinadas Aulas de específicas
Universidades.
Pero, que poco les han durado esas
reivindicaciones, en cuanto han accedido al poder, en breves días, en vez de
Imaginación, su máximo empeño ha sido no sólo ratificar el Sistema, su
estructura, sino que además practican el nepotismo más flagrante.
Han conseguido en tan sólo tres
meses de Gobiernos Autonómicos y Locales, que sus ilusionados-manipulados
votantes, se sientan engañados y empiecen a desconfiar de ellos. No hay más que
leer los sondeos de opinión cuasi-independientes para comprobarlo.
En cuanto al “Prohibido prohibir”,
todavía es más evidente y clarificadora su actitud actual. En menos de cien
días han pasado a intentar reglamentarlo todo y prohibir aquello que vaya en
contra de sus ideales en pro de una usurpación del lbre albedrío de las
personas, para implantar el más rancio sistema totalitario que la Izquierda
añora, para laminar la Libertad del individuo.
Controlar, reglamentar, prohibir,
son los verbos más queridos por quienes a fuer de demócratas tenían como lema
“Prohibido prohibir”, demostrando con ello su escasa Imaginación, por otra
parte.
Aquí en nuestra Comunitat y en los
Municipios donde consiguieron sus pactos de gobiernos, sin Programa previo, con
el único objetivo de expulsar al Partido Popular de las Instituciones, se
evidencia de forma contundente esas actitudes totalitarias, tal como escribió
Isabel Bonig:
“Romper losconsensos que presiden nuestra convivencia democrática
escondiendo la bandera de Españatras una cortina, redactando
nuevas letras al himno, prohibiendo la asistencia de los representantes de la
ciudadanía a las festividades religiosas de nuestros pueblos, o cuando sin
consulta previa, se cambian los nombres de las fiestas tradicionalesconfundiendo gravemente laicismo y aconfesionalidad,
no nos hacen ser una sociedad ni más tolerante ni más libre, sino más bien todo
lo contrario. Enfrentar a la educación pública con la concertada,
como se está haciendo, y apostar por la inmersión lingüística, no son sino
ejemplos, de cómo este Gobierno ha optado por sustraer a los padres la
capacidad de decidir el centro y la lengua en la que quieren que se eduquen sus
hijos. La connivencia con los miembros del Gobierno y socios de coalición que
apuestan por la ruptura de España y por la incorporación de la Comunitat a
proyectos políticos que tienen su origen en el nacionalismo más radical, es
otra.”
Por todo ello, es necesario que los
ciudadanos reaccionen, debemos empezar ya una revolución pacífica pero
contundente, y los militantes y simpatizantes del Partido Popular los primeros,
para reformar, renovar actitudes pero sobre todo para detener esta amenaza
contra nuestra Libertad.
Termino esta opinión con una estrofa
de la canción de Sandra Mihanovich “Prohibido prohibir” que dice: “No se puede prohibir, ni se puede
negar el derecho a vivir, la razón de soñar… No se puede prohibir la elección
de pensar, ni se puede impedir la tormenta en el mar… No se puede prohibir el
afán de cantar, ni el deber de decir lo que no hay que callar.”
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