Salvador Murgui con su amiga Antonia Dell"Atte. FOTO EPDA
Querido Dámaso:
Y ya tenemos nuevos
impuestos. Quince céntimos más para el tabaco y treinta y tres céntimos más cara la botella de whisky.
Yo no fumo, beber,
bebo poco, me gusta el whisky, pero voy a dejar de probarlo… de ahora en
adelante voy a beber vino. Haré como “Jorge” en el Brindis de la Zarzuela
Marina: “A beber, a beber y a apurar las copas de licor, que el vino hará
olvidar las penas del amor”.
Aquí no tenemos que
olvidar las penas del amor. ¿Por qué quien nos tiene tanto amor para tener que
estar toda la vida pagando? ¿Quién nos ama tanto? ¿Cómo se llama nuestro amor?
¿Se llama Hacienda o se llama Bruselas? Se llame como se llame yo no fumo, y
sigo cantando la canción de la zarzuela: “Pero no importa bebamos más; que la
vida más ligera con el vino pasará…”
Así es, señores,
así es Dámaso, hay que beber vino, vino español, como decía Doña Concha Piquer…
porque el vino de nuestra tierra, además de ser un pasodoble, es muy bueno, y
encima no tiene que soportar la subida de impuestos.
Solo tengo un pesar
que en los años ochenta nos hicieron arrancar las viñas a cambio de
subvenciones de la C. E., hoy el vino es lo que vale para salir de la crisis,
aquí se aplica el refrán verdadero, “pan para hoy, hambre para mañana”, los
campos abandonados, las bodegas vacías y el vino es lo mejor.
No sé qué impuestos
quedan por tocar, si alguno que tendremos que pagar por respirar, algún otro
por andar por las calles y aceras, o quizás alguno más caro por mirar. Pero
estoy mirando que pasan los días y la ADMINISTRACIÓN no aligera su equipaje,
los gastos siguen siendo elevados, las vacaciones se adueñan de los
parlamentarios y lo más bonito es que todos cobran, todos.
Quizás nos hiciera
falta doña Sara Montiel para reivindicar aquello de “dame el humo de tu boca,
dame porque me vuelves loca…”. Sería una medida ejemplar para fumar con pasión y estar esperando a la
persona que más quiero. Si todos
nos quisiéramos más, seríamos más felices, beberíamos más vino, fumaríamos
menos, y nos amaríamos mas. Las copas serán más caras contra más graduación
tengan, y seguiremos esperando el impuesto ecológico. Y seguiremos esperando
más reformas, y seguiremos esperando que baje el paro. Y seguiremos esperando
que se acabe la corrupción, y seguiremos esperando que la Justicia se
desbloquee, y seguiremos esperando salir de la crisis.
Más calor, más
impuestos, vamos a combatirlos con vino y con cerveza, un tinto de verano y una
clara… Así, a ver si nos olvidamos del botellón y de las marcas. Lamento
profundamente esta subida de impuestos para los fumadores, volvemos a los años
setenta, ochenta… tendremos que ir
a Andorra a comprar el tabaco, mientras otros con esa excusa irán a visitar
algún banco…
Dámaso yo a esto no
le veo solución. A beber a beber y apurar la copa de licor, que el vino hará
aumentar los goces del amor.
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