Antonio F. Saá Carrasco, coordinador del PP de la Ribera Alta./EPDA Durante este mes de agosto ha tenido lugar el primer
día de la XV Legislatura, 175 diputados electos se enfrentan por primera vez al
hemiciclo mientras que otros repiten escaño. Todos los inicios son
emocionantes, y en su caso, más aún porque hay que jurar o prometer el
acatamiento a la constitución y su lealtad al Rey.
Queda ya lejos el día en que juraron o prometieron
cumplir fielmente las obligaciones del cargo, y sobre todo queda lejos la
fórmula original, de la que emplean distintas coletillas, unos “por imperativo
legal”, otros “por la libertad de los presos políticos catalanes”, “por lealtad al mandato democrático del 1 de
octubre”, “por la creación de la república vasca”, “por la democracia y los
derechos sociales”. Sea cual sea la fórmula utilizada lo que juran o prometen
es lealtad a la constitución y al Rey, no a ninguna república ni a otra causa.
Este es el preámbulo de los acontecimientos que han
desarrollado y marcado el rumbo político de nuestro país, donde los vencidos se
creen vencedores, cediendo a las exigencias presentadas por los que no creen en
la unidad y el estado de derecho. No se puede gobernar un país en el que no se
cree. Se cede a la amnistía o a una fórmula equivalente, aunque no se llame
amnistía por ser un fugado de la justicia que no ha sido juzgado ni condenado y
veremos si se cede también a un referéndum aunque no se le llame como tal.
Estamos asistiendo a una nueva “torre de Babel” en la
que para entendernos necesitamos traductores y “pinganillos” a pesar de tener
un idioma común, la pluralidad de un país no se mide por la sandez de sus
dirigentes, somos un país rico en idiomas, en cultura y tradiciones pero no nos
hace más ricos en cultura no entendernos.
Se está cediendo ante los delincuentes por tener en
sus manos la llave de la gobernabilidad, rompemos el estado de derecho y la
igualdad ante las exigencias de los que han querido fragmentar España y de los
que no creen en un país fuerte y unido, aunque juren o prometan su lealtad, pero
si creen en los cargos públicos y privilegios que les concede el país que quieren fragmentar y a los que no renuncian.
Son acontecimientos que quedan difuminados por otros hechos y que no es el
haber ganado un mundial de fútbol femenino, sino por un “pico”, nunca un beso
escondió tanto. Todo parece un guión de ciencia ficción, pero simplemente es la
realidad, esto constata que siempre la realidad supera a la ficción.
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