Javier Mas. /EPDAMe había prometido a mí mismo morderme la lengua y permanecer en silencio un tiempo. A veces, hay que dejar que las manzanas se pudran solas para que el hedor de sus restos llegue al mayor número de narices posibles y despierten las náuseas que solo se producen cuando uno descubre el pútrido olor. No vale que te lo cuenten. Necesitas sentirlo para comprender que elegiste mal esa fruta y que ahora vas a tener que cargar con la podredumbre tres años más.
Pero es que, el proceso de putrefacción ha sido incluso más rápido del que pensábamos. Un gobierno dirigido por una tal Carrasco, que llegó a la alcaldía con nada más y nada menos que cuatro denuncias en los juzgados. Todas ellas activas, todas ellas veraces, a pesar de que el dóberman fake, aquel que fue concejal sin que nadie le votase y con origen en el catalanista partido de UPV, diga siempre que todo es mentira. El gobierno local ya se parece más al circense programa de Risto Mejide que a un equipo capacitado para la gestión.
Castellón no se merece esto. Castellón se muere o lo están matando poco a poco.
El mismo concejal que alquiló la famosa furgoneta negra del PP en la campaña electoral, Cristian Ramirez, sobre la que pesan dos procesos judiciales, resulta que infringe las normas de aparcamiento que nos obliga a cumplir a todos. Porque al parecer, no solo no pagaba las multas de la zona azul cuando no estaba en el gobierno, sino que tampoco lo hacía cuando ya era, ni más ni menos, que concejal de Movilidad. Ahí es nada. La zorra cuidando las gallinas. Sales al atril del portavoz y dices que todo es mentira. Y luego resulta que entre el pleno y la noche, siempre presuntamente, va corriendo el amigo Ramirez a pagar un puñadito de sus 141 multas. Casi seis mil euros, sin pagar.
Si, al parecer, un concejal de segunda fila ha llegado al extremo de no pagar más de un centenar de multas de la ORA, ¿qué no habrán hecho sus amiguitos de fiesta que ocupan concejalías más importantes? Esto no es que huela, es que hiede.
Cuando Sales a la calle y condicionas proyectos a que no aparezcan personas en ellos porque son rivales políticos, eso se llama censura. Pero cuando no pagas 141 multas y eres concejal de Movilidad, ahí pudiera haber presunta premeditación. Resulta que el tal Ramirez, además, se ha dedicado a recortar ayudas a los más jóvenes porque sí. Este edil es el mismo que ha perdido subvenciones al transporte porque el Ayuntamiento debía cien euritos a Hacienda. Una gran gestión, sin duda. Como la de su amiguito que firmaba cosas en el Ayuntamiento para no se qué de una gasolinera en el casco urbano y reconoció en público que no lo había leído. Es la desfachatez chulesca de unos niñatos (Esperanza Aguirre dixit) que no tienen vergüenza en reconocer el delito moral, bien sea firmar sin trabajar o reconocer que son 29 multas, no 141. ¿Acaso deber 29 multas es algo menor? Madre mía.
Menudo equipo se ha echado Carrasco. Si es que no saben hacer las cosas. Ella sí lo tiene claro. Si hay que decir que se hace una exposición, se hace y punto. Que se ponen respondones, pues se les amenaza con quitar la subvención. Que al final dicen que sí, pues igualmente se le baja la subvención a la mitad, para que aprendan. Y el dinerito que me ahorro, para la saca de los medios de comunicación, que más de uno parece el NODO del régimen azul. Azul de la zona de aparcamiento ORA, me refiero.
Creo que voy a volver a mi letargo forzado. Sentado, frente a este circo diario y comiendo palomitas, uno se lo pasa la mar de divertido. Lo que ya no lo es tanto es ver cómo tu ciudad se muere porque nadie en el Ayuntamiento gestiona nada, salvo sus suculentos sueldos. Seguiremos callados, … o quizás no.
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