Guillermo Sampedro. En
las últimas semanas ha saltado a la palestra la forma de vestir de
algunos/as miembros del equipo de gobierno de Sagunto. La derecha,
original o de marca blanca, ha lanzado sus dardos contra algunas
personas al considerar que no cumplíamos el suficiente decoro y que
no estábamos a la altura, en lo que al cargo se refiere. Incluso
algún diputado del Congreso nos llama "zarrapastrosos".
Todo
estereotipos y prejuicios. Como si para hacer política en este país
o en este municipio hubiera que ir con traje, corbata y zapato negro,
en lugar de poder ir en camiseta y sandalia. Es más, cabe recordar
que en España (igual que en la mayoría de lugares) los ladrones van
siempre en traje, y que los mismos que hoy critican que tal o cual
concejal/a (yo, por ejemplo) aparezca en una foto en camiseta, son
los mismos que mantuvieron la boca cerrada cuando se destapó la
trama Gürtel o el caso de los trajes de Camps pagados con dinero
corrupto.
Como
dice el periodista Paco Quiles, en la actualidad, los cargos públicos
están ocupados por gente normal que viste normal; gente más
preocupada por trabajar por su pueblo que por cómo se viste o por
aparentar.
Por
eso, hay que insistir en el viejo refrán de que "el hábito no
hace al monje" y en que, en política y en todo lo demás, la
ética siempre ha de estar por encima de la estética, aunque algunos
no lo quieran ver. Somos gente que venimos de la calle y que vestimos
como la gente de la calle. Y para nosotros/as, lo importante no es si
vestimos con camiseta o con corbata, sino si ponemos en marcha el
programa electoral por el que la gente nos ha votado.
Y
aviso que a partir de ahora ya no utilizaré sandalias. Al menos
hasta el 21 de junio del año que viene, fecha en que empieza de
nuevo el verano.
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