Carlos Gil.Hasta ahora, las campañas electorales se centraban en conseguir el voto de los electores. Sin embargo, esta que estamos a punto de iniciar, si es que alguna vez hemos dejado de estar en campaña, parece centrada en promover, o evitar, el veto de otras formaciones políticas para la formación de un futuro gobierno.
El veto, por propia definición, es una actitud poco democrática que coarta la libertad y que impide plantear el apoyo a una opción tan legítima, como mínimo, como cualquier otra. La izquierda común (formada, prácticamente, por todo aquello que no sea Partido Popular) está centrando esta pre-campaña en vetos y cordones sanitarios, más que en propuestas reales y positivas para la ciudadanía.
Trasmitir el mensaje del "no porque no" resulta poco enriquecedor, con independencia de hacia donde se dirija la negativa. Decía el otro dia Josep Borrell que no debe estgimatizarse a Podemos porque una formación que recibe cinco millones de votos debe tener algo que decir en nuestra política. No puedo negar que estoy de acuerdo con Borrell en que un apoyo ciudadano tan importante no puede dejar de ser escuchado, pero ¿puede explicarme entonces porqué su partido apoya los cordones sanitarios al Partido Popular que, en las pasadas elecciones generales, obtuvo el apoyo de más de siete millones de españoles? ¿No es también un respaldo considerable que debería tenerse en cuenta?
Mientras las noticias de pre-campaña se centren en que el PSOE de Pedro Sánchez veta el acuerdo con el PP, que el PSOE de Jordi Sevilla veta a Podemos, que Podemos veta al PP, que Ribera veta a Rajoy y Ciudadanos veta a Podemos, no llegaremos a ninguna conclusión distinta a que, todos estos partidos, pasan el día mirando por la ventana a sus adversarios, sin iniciar, pese a lo necesario que les resulta, un proceso serio de revisión, de propuestas y de planteamientos positivos para los españoles. ¡¡Que acabe pronto!!
Comparte la noticia
Categorías de la noticia