Jesús MolinsSe nos convocó a los españoles a votar cuando aún estábamos con resaca de las elecciones municipales y autonómicas, un domingo en el que muchos queríamos ir a la playa o estábamos de viaje, pero fuimos a votar o votamos por correo, seguimos las distintas encuestas, vimos los debates o participamos activamente en la campaña. España y los españoles fuimos personas implicadas, demócratas convencidos y ciudadanos responsables.
Pero esa emoción de las elecciones, en tan sólo un par de horas se convirtió en confusión, alegría de quiénes habían perdido, caras largas de quiénes habían ganado, avisos de condiciones de algunos partidos que se mostraban inflexibles cuando tenían la mitad de diputados que en las anteriores elecciones; y así empezó un baile de sumas y restas en todos los medios de comunicación con unas ecuaciones que sumaban no sólo a SUMAR sino a un montón de letras y jeroglíficos. Muchos se siguen preguntando hoy quién ha ganado.
Y es que es difícil comprender cómo la interpretación del resultado electoral a la que estamos asistiendo por parte de algunos partidos políticos sobre quién ha ganado y quién tiene que gobernar, convierte la objetividad del escaño derivado del mandato del pueblo en un pacto que subjetivamente dice representar la voluntad ciudadana. La respuesta a la primera de las preguntas sería a mi juicio: Nadie ha ganado. Yo diría más: Ha perdido España.
La derecha no ha ganado porque los números no dan, la izquierda no lo ha hecho porque los números dan mucho menos y España ha perdido porque está siendo engañada con la falacia siguiente: como la suma PP+VOX no tiene mayoría absoluta, España ha decidido que gobierne la izquierda y sus jeroglíficos. Con semejante absurdez de razonamiento lo expresó Sánchez en su carta a Feijó el pasado 30 de julio reafirmándose como claros vencedores porque España “no quiere retroceder, quiere avanzar”.
Si tenemos que ir a no retroceder y a ser una democracia moderna y avanzada ¿No sería mejor ir a una segunda vuelta donde sólo puedan presentarse los dos partidos que han sacado más votos y seamos los ciudadanos los que elijamos?
Pues no, no somos tan avanzados y vamos a tener que conformarnos con que unos representantes que no han ganado las elecciones superpongan sus intereses partidistas al interés general y decidan quién va a ser el presidente del gobierno, bajo la justificación de no dejar a la derecha gobernar para no retroceder. En esta época de la transparencia y la participación ciudadana, ni sabemos qué van a pactar ni podremos pronunciarnos al respecto en la decisión más importante de los próximos 4 años. Y esto es avanzar ¡Qué paradojas tenemos en este país nuestro!
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