Jubileo de los jóvenes. /EPDADecía una canción de Vicente Morales, de Brotes de olivo, de los primeros años de 1990, “El Mundo está en la cruz” y en el estribillo del tema se repetía: <Y en tus ojitos de niño, y tu cara de soldado ¡vi la humanidad muriendo, muriendo entre mis brazos!
El pueblo que sufre y muere, no muere, lo hemos matado, tras pisar su dignidad y su fe, pisoteado>.
Hace dos días llegué a la ciudad eterna, sin la idea de participar en el Jubileo de los jovenes, ya que por edad no entro en el rango de aquellos que se han inscrito y porque ya he cruzado en varias ocasiones este año, todas las Puertas Santas y por no interferir en las colas, pense que lo mejor era ser un espectador más.
Los hombres maduros también nos equivocamos. Me he encontrado con jóvenes de Valencia y me han invitado a participar. El ambiente de Roma es único, son más de seis millones de personas las que pululan por las calles, a los Romanos hay que sumarles los visitantes, tres más tres son seis.
La música en diferentes idiomas inunda calles y plazas palpándose la vida en modo juvenil. Esto sería una definición vaga de lo que ocurre en Roma.
He asistido a una oración de Hakuna, en San Pietro in vincoli, iglesia donde se encuentra la famosa escultura El Moisés de Miguel Ángel, escultura que ha quedado inmóvil ante el momento vivido.
Una iglesia llena de jóvenes de todas las edades, que desde el Coliseo hasta el punto de encuentro era una masiva manifestación. En esa oración se ha vivido intensamente una experiencia de Fe y Esperanza. He visto lágrimas en los ojos, y he pensado lo que nos decia D. José María García Lahiguera; “el corazón que llora es porque ama” y ese amor se detecta en las calles de Roma.
Pasando por la Vía del Corso nos han invitado a una celebración que estaban haciendo ante las reliquias de Carlos Acuti,ese joven que pronto será elevado a los altares.
Un grupo de diferentes nacionalidades estaba cantando en el interior de la Basilica de san Marcelo, la gente de diferentes colores con los brazos en alto suplicantes y la emoción junto al respeto a flor de piel…
Vivimos en un mundo azotado por guerras, malas o nulas prácticas de humanidad y un mundo cargado de gestos que nos hacen perder la fe en los gobernantes. Por otra parte en Roma se vive un mundo que busca la paz, un mundo que reza, unas personas que se arrodillan suplicantes y otras que se abrazan emocionadas porque han encontrado sentido a:su vida, quizás estuviera vacía por no conocer el júbilo del jubileo.
Tendríamos que plantearnos “el pisoteo de la Fe”, somos indignos cuando damos un mal ejemplo y cuando hacemos de la Fe o de la Esperanza una bandera no acorde con aquello que debe nacer de las entrañas.
Como nota final digo que me ha parecido ver muchas banderas colgadas al cuello y a la cintura, la bandera nos representa como pueblo como nación y es bonito que nos identifiquen para saber de donde somos y poder comunicarnos, pero en el jubileo de la ESPERANZA la única bandera que tiene que ondear es la bandera de la paz en el mundo, esa bandera de esforzarnos por hacer un Mundo mejor, esa bandera donde todos seamos uno, llevando adelante un Programa de vida, que es el que nos recuerda el “Padre Nuestro” donde acabamos pidiendo que “nos libre del mal” y el peor mal es no saber amar y perdonar.
Feliz y jubiloso JUBILEO… el próximo en el año 2050… ¿cómo estaremos? Disfrutemos del presente.
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