Héctor González. Atrás quedaron los años en los que
las cenas comarcales del Partido Popular constituían un cónclave de
alcaldes. Ahora han perdido su glamour institucional. Se han quedado
en una reunión de ediles sumidos en la oposición en las que
despunta un único alcalde, curiosamente el del municipio más
diminuto de l´Horta Nord, Emperador. Se trata del batallador Alberto
Bayarri, portavoz de su partido en la Mancomunidad.
A su lado, como
máximo cargo organizativo, Miguel Bailach, el presidente comarcal de
la formación y diputado provincial. Y también exalcalde. Otros,
como el hasta hace menos de un año plenipotenciario primer edil de
Moncada y vicepresidente primero de la Diputación de Valencia, Juan
José Medina, tratan de asumir su presente en el rol de simples
concejales de la oposición en sus poblaciones, y en su caso, además,
como asesor del PP en la corporación provincial sobre la que durante
ocho años tuvo un mando bastante relevante.
Cambiadas las tornas, los populares
intentan evolucionar. A nivel oficial no podrán hasta que se
desatasque el futuro de España y quede claro si habrá nuevas
elecciones generales. La incertidumbre ha provocado un efecto dominó
que aplaza todos los congresos previstos para este año por la
formación que dirige Vicente Betoret en la provincia. Incluidos los
locales.
No obstante, comienzan a destacar
líderes que asumirán el relevo de alcaldes sempiternos ya
retirados, como Jaime García en Rafelbunyol o Ximo Soler, en
Massalfassar. En el primero de estos dos municipios Miguel Saborit ya
siembra propuestas para recuperar la alcaldía. Como lo hace la joven
abogada Carmen María Fernández en Rocarfort ante la asentada primer
edil, la socialista Amparo Sampedro. O como el afable y perseverante
periodista Miguel Ángel Escutia en Meliana. O como el tándem que
conforman Mercedes Sanchis y Paz Carceller en Puzol.
Más complicada resulta la situación
en Paterna, con la tricefalia en el grupo municipal configurada por
la exalcaldesa Elena Martínez, la presidenta local, María Villajos,
y la edil Marisa Ferre, y con una militancia entre la que cunde la
desmoralización. O en Burjassot, con la portavoz, Sonia Casaus,
liderando una menguada bancada del PP velada por la sombra de la
omnipresente Cristina Subiela. Esta última, ya fuera de la
corporación, puede presumir de haber logrado el mejor resultado de
su formación en la historia de Burjassot. En todo caso, hasta las
elecciones locales de 2019 todos disponen de suficiente margen de
mejora.
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