Suenan tambores bélicos en España. Las proclamas por la libertad y los señalamientos violentos en ambas direcciones enturbian el agua de un rÃo que ya venÃa sucia ¿Alguno habÃa visto una sociedad tan polarizada en democracia en nuestro paÃs? Lo dudo. Y no hablo de repulsa hacia un enemigo común como el terrorismo de ETA, sino de ataques fratricidas. Mensajes de odio en los ascensores o autoproclamas de agentes de la ley con capacidad de denunciar al vecino por hacer esto o aquello.
¿Y quiénes somos los responsables de esta situación? Todos quizá, pero no en la misma medida. Los hay que toman decisiones escondiendo datos o que hablan por no callar reclamando su cuota de protagonismo. Está el ministro de Sanidad, decidido a reducir las cifras de fallecidos por la COVID19 y el de Consumo, orgulloso de reducir las apuestas deportivas cuando no hay deportes en los que apostar.
Mientras tanto, en la calle la situación se tensa porque las empresas no pueden abrir, o van a tener que cerrar de forma definitiva. Porque las prestaciones para los autónomos son una farsa, o los ERTEs se están gestionando de una forma partidista y sectaria, maquillando las cifras para no reconocer que no se está ayudando a todo aquel que lo necesita.
Y en la ciudad que vivo, Moncada… Silencio. Como decÃa Miguel de Unamuno, literato que forma parte de la historia y de la cultura de la lengua española: "A veces, el silencio es la peor mentira".
Aquà vivimos desgobernados por una especie de Equipo A, que no cumple con el mandato de la ciudadanÃa. Están para dirigir el Ayuntamiento y cumplir y hacer cumplir los derechos y obligaciones de los ciudadanos, no para sobrevivir, en las ya de por sà difÃciles, aguas de la polÃtica.
Sin información, sin acción, sin proyección y sin respuesta a las propuestas. En las últimas semanas hemos trasladado, como grupo de oposición responsable, al equipo de gobierno las siguientes proposiciones: reducción o suspensión de las tasas de los VADO para las empresas con carga/descarga y entrada de vehÃculos, reparto de mascarillas y gel hidroalcohólico a domicilio a todos los vecinos y la reparación de la fachada de la Escuela Municipal La Rambleta. Todas ellas sin respuesta. Y esto es tan solo unas semanas. Casi medio año sin presupuesto, sin conocer qué plan tiene esta alcaldesa y su equipo para el futuro de nuestra ciudad y muchos motivos más por los que es necesario denunciar su falta de acción y de compromiso con los vecinos de Moncada.
Es un momento excepcional, en el que no podemos permitir que la excepción se convierta en norma y que debemos defender aquello que consideramos justo. No podemos permanecer impasibles ante el silencio, porque como dijo Unamuno "A veces, el silencio es la peor mentira".