1977. En España sólo
había una televisión. Pública, de calidad, sin valencià. Se
llemaba TVE. Por las tardes emitía programas infantiles, ni naranja
ni limón, como mucho, de pan y chocolate. El programa estrella de la
franja se llamaba 'Un globo, dos globos, tres globos' (con
sintonía de Los Alba). Durante apenas año y medio en su seno tuvo
un microespacio muy popular llamado 'El monstruo de Sanchezstein'.
¿Me van viendo venir?
Pues pásmense: el
protagonista era un tipo llamado Sánchez, que tenía rostro de
Frankenstein, con un amigo llamado Luis Ricardo que repetía
constantemente a manera de coletilla en sus frases de guión la
expresión "cantidubi dubi dubi, cantidubi dubi dá".
2020. Pedro Sánchez ha
formado su segundo gobierno 'frankenstein', que es como la
oposición bautizó al primero por estar apoyado en un buen puñado
de partidos de diversas ideologías que se unieron para echar al PP
conformando un cuerpo de coalición anti-Rajoy hecho con tantos
retales como la criatura creada para la ficción por Mary Shelley.
Sabemos que el 'cantidubi
dubi dubi' -frase que trascendió incluso al programa en el que
nació y que aún perdura en el habla popular- se puede ya aplicar
en el caso que nos ocupa a dos cosas: el número de altos cargos de
un Gobierno que deja en mal lugar al anterior (si no, ¿para qué
poner a más gente a hacer lo mismo?), y el número de globos (¿un
globo, dos globos, tres globos?) que han cogido ya a las primeras de
cambio Sánchez porque Unidas Podemos le iba filtrando sus ministros,
e Iglesias porque el presidente le ha retrasado la toma de posesión
y encima se la ha diluido con tres azucarillos políticos socialistas
(me da igual si son mujeres o si fueran hombres). A todo esto: lo de
que el Rey sea el último en conocer la lista de los miembros del
gabinete, y encima por teléfono, también parece cosa de globos, ¿no
creen?