Cuando empiezan los acordes la
canción de Malú con este tÃtulo siempre me emociono. Intento sentirme como las
personas que nacieron con el cuerpo equivocado, que durante muchos años no se
reconocen en esa persona que ven frente al espejo, un espejo bifrontito que en
la cara A está el ser y en la cara B está el cuerpo. Es cierto que hemos
avanzado mucho en derechos para las personas trans y el colectivo LGTBI+, pero todavÃa
queda mucho por hacer, y queda mucho por hacer por esa parte apática de la población que no concibe
o no quiere concebir que el amor no entiende de sexo sino de sentimientos. El
problema es que la extrema derecha, acompañada y blanqueada por la derecha,
están dando pasos hacia atrás con discursos, a veces LGTBIFOBICOS, que animan a
la marabunta transfóbica a ser dueños del sentir de los demás, y por eso es
nuestra responsabilidad frenar esos discursos y ataques contra la libertad
individual.
En el PaÃs Valencià un
gobierno progresista y de izquierdas, el Botà nic, lo entendió y defendió
aprobando en 2017 la Ley integral del reconocimiento del derecho a la
identidad y a la expresión de género, para garantizar el derecho de
autodeterminación de género de las personas que manifiestan una identidad de
género sentida diferente a la asignada en el momento del nacimiento. La
aprobamos para regular los principios, medidas y procedimientos destinados a
garantizar los derechos que la Ley reconoce para todas las personas residentes
en la Comunitat Valenciana.
Y España avanzará en
derechos con la futura ley trans, una ley que, como todas las leyes, mejorará
en el parlamento español, que debe tener como objetivo principal mejorar en
derechos la vida de las personas trans. Y mientras España avanzará en igualdad,
la Comunidad de Madrid retrocederá a lo absurdo y a la prehistoria emocional,
social y de derechos, donde su retrógrado gobierno danza al compás de la
verborrea extremista. Y suma y sigue: el Partido Popular no votó a favor para
que las parejas LGTBI tengan los mismos derechos en toda la Unión Europea. El
partido de Pablo Casado y del hijo polÃtico de Eduardo Zaplana, Carlos Mazón,
se va vendiendo a la ponzoña que segrega la extrema derecha. Y no queda ahÃ.
Suma y sigue.
Hace unos dÃas la presidenta
de los aviones fantasma, la de la conga, la el hospital sin paredes que carecÃa
de intimidad y que ahora almacena polvo y malos sueños, la presidenta de los
recortes sociales, de cerrar centros de salud y despedir profesores, entre otros,
ahora se lanza a balbucear sin vergüenza y a acatar esa demanda de la extrema
derecha para que modifique las leyes de género y LGTBI de Madrid. Isabel DÃaz Ayuso,
aunque juegue con VOX a que el pez grande se come al pequeño, en las libertades
el pez pequeño se está comiendo al grande con la consecuencia que, de nuevo,
perderán los colectivos perseguidos por quien piensa diferente.
Abordamos un nuevo curso
polÃtico con la derecha instalada en una oposición y posición catastrófica, mamporrera,
descontrolada, desbocada, carroñera, amiga de los bulos y todavÃa herida por
las cinco elecciones perdidas por Pablo Casado que, sinceramente, como peco de
demasiada empatÃa, me da pena: tanto esfuerzo en desacreditar a nuestro paÃs en
el exterior y querer ser el lÃder de la oposición para que Ayuso le vaya
pisando los talones. Agarraos que vienen curvas. Y frente a esta oposición que
está a lo suyo y en lo suyo, el Gobierno de Pedro Sánchez y el Gobierno de Ximo
Puig continúan trabajando en la recuperación, para que nuestro paÃs y nuestra Comunitat
Valenciana avancen hacia la normalidad sin dejar a nadie atrás.
Mientras Mazón (el PP
renovado instalado en el pasado) hacendado en la Diputación de Alicante, niega
a la ciudadanÃa alicantina el fondo de cooperación municipal, pierde subvenciones
y renuncia a otras, el Gobierno de Ximo Puig, el sà president de todas y todos,
sigue trabajando para esa recuperación económica, sanitaria, social y también
emocional. Porque las emociones son parte de nosotros y nosotras y construyen
nuestras vidas. En las emociones está todo, y en esas emociones me encuentro de
nuevo con los sentimientos que desboca en "Como una flor". No queremos el dolor
de vivir en un cuerpo equivocado; queremos que ese cuadro bifrontito refleje la
libertad de cada una de las personas que quieren ver reflejado su ser y su
cuerpo en solo una cara del espejo.
PD: Sentir es vivir. Dejemos
sentir para vivir.