Curioso lo que está ocurriendo estos días con el CD Castellón, un equipo de fútbol centenario con el que ha sabido identificarse la ciudad a pesar de los problemas de todo tipo que ha superado en los últimos tiempos.
Una representante de todos los castellonenses, o al menos eso debería ser, que ha mentido tanto a la actual propiedad del CD Castellón que ha derivado en conflicto. Begoña Carrasco, líder del PP que llegó a la alcaldía a lomos de la furgoneta perseguidora de sus competidores políticos, se ha acostumbrado tanto a mentir que ha hecho salir a la palestra a Haralabos Voulgaris. "Se han hecho promesas pero muy pocos avances de buena fe". Con esas palabras respondía el presidente a la alcaldesa. Fíjense en el "de buena fe". Vaya descripción más certera de este consistorio que nos rige.
Lo único que pide nuestro CD Castellón es diálogo de verdad y acción o gestión para sacar adelante un estadio que es municipal. Pero claro, ni dialogar ni gestionar sabe esta mujer. Ni ninguno de todo su equipo. Lo han demostrado durante estos meses que llevan apoltronados en sus jugosos sueldos municipales. Ya lo dijo su pequeño mandarín, que había firmado documentos municipales que permitían una gasolinera en el centro de la ciudad sin darse cuenta. En fin, sin comentarios.
Esta mujer ha prometido todo a todo el mundo y parece que no sabe cumplir más que con quienes coloca con buen sueldo en el consistorio. Solo le preocupó el CD Castellón cuando SOM Castelló prometió en la campaña electoral un estadio nuevo. Desde entonces, un marcador que parece de Shein y poco más. Bueno, sí, mucho más. Promesas, promesas, mentiras y patada hacia delante.
¿Cómo va a gestionar la Carrasco si no sabe lo que es una empresa? En una empresa uno se juega su dinero, no le colocan a sueldo a la vez que a sus dos amiguitas. Voulgaris ha salvado al CD Castellón de la desaparición, ha puesto millones encima de la mesa, le ha dado proyección nacional y es primero de su grupo jugando como hace años que no lo hacía.
A este empresario hecho a sí mismo no se le puede mentir como lo amiguis de la Carrasco, el pequeño mandarín y su dóberman fake. Si esta señora supiera gestionar sabría que subir de categoría exige unos condicionantes en el estadio. Y esos condicionantes son obras. Y esas obras requieren gestión burocrática y ejecución. Y eso es tiempo. Y ya no hay tiempo para que nuestro equipo de fútbol lo tenga todo listo para la próxima temporada. Ya veremos cómo lo solucionan.
Voulgaris no entiende de política rancia, caduca y totalitaria. Entiende de empresas, de gestión y de triunfo. Eso requiere trabajo y, sobre todo, no mentir. Pero del Ayuntamiento no tiene ni una cosa ni otra. A la Carrasco y sus secuaces se les llena la boca de aire, pero no hacen nada ni por es Estadio ni por el equipo. Adelantan que van a invertir alrededor de seiscientos mil euros en el campo y no los tienen ni consignados. Por cierto, una cantidad poquito más grande de la que invirtieron en la luminaria hace unos añitos.
Esta mujer parece como si sufriera un trastorno antisocial que impide o disminuye su capacidad para la empatía y dificulta su adaptación a entornos sociales con normas establecidas, como las leyes, derechos individuales o bienestar colectivo. Busquen Ustedes a qué corresponde esta sintomatología. Hablaremos largo y tendido en otra columna. Mientras tanto, esperamos que se solucione un nuevo empastre de esta banda de poligoneros que nos gobierna en Castellón. Por el bien de nuestro equipo centenario.
PD: Parece que el pequeño mandarín sigue acumulando puestos que también llevan parejo sueldito. Así, en silencio y sin hacer mucho ruido. Esperemos que no acabe como Koldo.