Rajoy
está como el coronel de
García Márquez
, esperando recibir una carta que nunca llegará. El
PP
puede ganar y ganar y ganar elecciones, que si la aritmética parlamentaria no suma, nunca volverá a tocar bola. Por que parece ser que los tiempos han cambiado, y los
rodillos
se han transformado en
coladores
. Nuestra prieta democracia ha pasado de niña a mujer, ya hemos alcanzado la madurez como sociedad abierta y compleja, y por tanto las
mayorías absolutas
han finiquitado. Hemos cumplido la mayoría de edad y estamos a la par con nuestros vecinos europeos en esto de la representatividad partidaria y la conformación gubernamental... para bien y para mal.
Dicho lo cual, se abre un buen momento de reflexión y análisis para los gerifaltes de la calle
Génova
. O comienzan a cambiar sus ademanes y estrategias, o se convertirá en el
partido de la pataleta
, que bien ganará pero no gobernará. Nuevos tiempos y nuevos modos, parece intuirse. Y no nueva política, sinó buena política.
Mariano
debería grabárselo en la frente y actuar en consecuencia. Por el interés general y por su propio partido. Y no parece que, en estas
primeras lides
de la legislatura, repitiendo nombramientos como
Celia Villalobos
o
García Escudero
, se haya entendido la actual y compleja coyuntura.
Y por qué no decirlo, si
Rajoy
primara la generosidad y actuara como el verdadero
estadista
que es, le haría un gran servicio al
PP
retirándose a un lado y remando hacia la renovación real y sin complejos del liderazgo del partido. Facilitaría así la investidura de la
opción mayoritaria
-ya que dejaría sin excusas ni ocurrencias a un desatado
Sánchez
- y edificaría las bases de la regeneración interna de los populares. Ya que el siguiente paso sería la convocatoria de un
congreso nacional del PP
. Del nacimiento de un nuevo proyecto, fuerte y compacto y sin complejo alguno.
Abierto el melón congresual, los populares deberían hacerlo bien. Y comenzar apostando por la democracia interna. Y esto se consigue empezando de abajo a arriba. No
uno elige a todos
, sinó más bien al revés,
entre todos eligen a uno
. Dar por finalizada la estructura piramidal y convocando primero los cónclaves locales, comarcales y provinciales, para una vez elegidos configurar los congresos autonómicos. Y una vez definidos, el congreso nacional como última instancia, con toda las estructuras del partido ya renovadas. Así se obtendría un
liderazgo
potente, legítimo e ilusionante. Lo que necesita el
PP
, vaya.