Pere Valenciano. La indignación sigue aumentando entre la ciudadanía española. ¡Y lo que nos queda! Porque Europa, Mamá Merkel, los mercados y los políticos que no hicieron nada por evitar la tragedia, nos van llevando, poco a poco, prima a prima, al redil de la nueva España, la de la eliminación del Estado del Bienestar y el Estado de las Autonomías como lo hemos conocido hasta ahora. La orgía de la corrupción, engaño y atraco a los ilusos españolitos terminó hace unos años y la resaca de tanto despilfarro ha dado paso a la triste realidad, que no es otra que:
- la desaparición del Estado el Bienestar, que no se puede sostener con 6 millones de parados y otras carencias que los poderes públicos no supieron solucionar cuando había dinero (no se invirtió en I+D+i ni se apostó por otros sectores que no fuera la construcción)
- el hundimiento de la clase media
- la transformación del Estado de las Autonomías en otro nuevo modelo, que aún se desconoce exactamente, pero que sin duda supondrá un adelgazamiento con menos funcionarios y duplicidades de órganos que básicamente han servido para enchufar a más amigos de tal o cual partido político, con el consiguiente despilfarro
Lo más jodido está por llegar, por desgracia. Y hemos de dar gracias a Barack Obama y François Hollande, a Estados Unidos y Francia, a dos presidentes de izquierdas -¡paradojas de la vida!-, de que hayan parado un poco los pies de la emperadora alemana, porque de lo contrario nos íbamos a enterar de lo que valía un peine. Tanto la administración americana como el nuevo presidente francés son partidarios de realizar los ajustes necesarios, pero también de políticas para reactivar la economía, frente a la posición de 'manu militari' de Merkel, que ha llevado al borde del abismo al pobre pueblo griego, que pasa hambre y la desesperación ha llevado al suicidio a muchas personas provenientes de la clase media.
Comprendo a Europa y Alemania en parte. No se fían de la clase política española, responsable del hundimiento de los bancos y del endeudamiento de gobiernos central, autonómicos y locales con el dinero de todos. Pero también lo somos los españoles, quienes no hemos sabido decir ¡basta! al despilfarro y la corrupción, un cáncer que nos lleva a la autodestrucción y que hemos perdonado, cuando no justificado, en demasiadas ocasiones.
Sin embargo, el pueblo no es el máximo responsable y, por tanto, no debería recaer en exclusividad sobre él todos los ajustes que se deben realizar, algunos totalmente desorbitados. En primer lugar, que los corruptos y los que nos han llevado a esta situación vayan a la cárcel y devuelvan lo robado o lo derrochado. No es cuestión baladí, porque la confianza en nuestras instituciones es fundamental para que la sociedad trabaje unida y no surjan partidos extremistas que acaben capitalizando tanta indignación y dolor. En segundo, Roma no se hizo en un día. Que hay que hacer reformas estructurales, totalmente de acuerdo, pero piano, piano, ¿o es que la emperadora y otros líderes aún no han visto a qué situación han llevado a Grecia al aplicar un rescate tan severo?
España no puede aplicar la subida del IVA como pretende la UE y el FMI porque lastrará más el consumo, que ya está hundido y está obligando a cerrar a miles de pequeñas y medianas empresas. Si tienen que recortar, que lo hagan en las administraciones públicas, que cierren empresas públicas que se crearon sólo y exclusivamente para extender las redes clientelares de los partidos políticos, que eliminen asesores y cargos de confianza, que unan ayuntamientos de municipios pequeños -al fin y al cabo, los pueblos seguirán existiendo con sus particularidades, pero nos ahorraremos mucho dinero- y que supriman de una puñetera vez el Senado, que no sirve absolutamente para nada.
Pero no se pueden subir los impuestos, porque acabarán por laminar la clase media y sin clase media no hay consumo y sin consumo, el paro crecerá y crecerá, hasta configurar una nueva clase social pobre y sin recursos.
Nuestros gobernantes están atados de pies y manos. Con las administraciones asfixiadas por la deuda -disparada por políticos irresponsables- y las cajas de ahorros hundidas por la fiesta del ladrillo y la corrupción generalizada, apenas tienen margen de maniobra: España necesita cantidades indecentes de dinero y Europa no está dispuesta a ayudarnos gratis. El problema es que el precio que nos pide Merkel es demasiado alto y supondrá un sufrimiento tremendo para millones de personas que ya no aguantan más.
¿Europa quiere que España siga los pasos de Grecia o Portugal? ¿Vamos a ser los españoles quienes paguemos la factura de los políticos y empresarios corruptos e ineptos? Si esto fuera así, habrá que ir pensando en dar una respuesta contundente.
Y mientras nos dejen, seguiremos trabajando día a día, el mejor antídoto contra la crisis, los mediocres, los ineptos, los corruptos. Y los gilipollas.
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