El justiciero
Pedro Sánchez
parece que ha vuelto muy
ibérico
de su estancia portuguesa. En contra de frustrarse ante la melancolía del
fado a la catalana
, parece ser que ha decidido coger la política de esta
piel de toro
por los cuernos y arrancarse en una huida hacia adelante sin efecto frenada. Todo sea por saltar más alto que
Susana Díaz
, aunque le hayan robado la red.
Cómo resuelve la presión ante la
gran coalición
que le imponen por el desafío independentista, pues sentándose con
Albert Rivera
y consensuando la Mesa del Congreso para situar a
Patxi López
como tercera autoridad del Estado -con la sorprendente aquiescencia del PP, buen
postureo
de
Rajoy
para enrocarse luego con su investidura-. Cómo se ventila el último puente sobre el proceloso rio de
Podemos
, pues negándose a dotar a
Pablo Iglesias
de su
cuatripartito
parlamentario -a saber, español, catalán, valenciano y gallego-. Y todo con su pose forzada de
Ken
sonriente.
Sánchez
prefiere pactar con
las derechas
, maledicentes e irredentas, que entregarse en los brazos de
Iglesias
y sucumbir a los
cánticos de sirena
morada y con coleta. De un plumazo marca que su hoja de ruta, de cara a la controvertida investidura de la
Presidencia del Gobierno
, va de la mano de
Ciudadanos
y prefiere a un compañero de baile como
Rivera
, que a marchas forzadas consolida su madurez política quasi imberbe.
Y le da una buena estocada, de paso, a
Mónica Oltra
. Negándole el grupo parlamentario propio a
Compromís
y poniendo en un brete al
bipartito
que sustenta el Consell de la Generalitat Valenciana. Aunque en el fondo no dinamita la estabilidad gubernamental de
Ximo Puig
, sinó más bien le regala un balón de oxígeno al taponar al partido de su vicepresidenta plenipotenciaria. Una
chiripa
que frena el
abrazo del oso
que padecen los socialistas valencianos y que apuntala un poco más a un
President Puig
desdibujado ante el
ciclón Oltra
.
Con todo, yo de
Rajoy
no me fiaría del tal
Sánchez
al respecto de sucumbir con su abstención a la lógica mayoritaria del gobierno popular. Como del señor
Puig
, yo tampoco confiaría del líder de mi partido que me la tiene jurada por mis devaneos con la
sultana Díaz
. Algún día conoceremos un socialismo valenciano con identidad, peso y discurso propio en Madrid... O no.