El hierro es fundamental para la formación de los glóbulos rojos, que son los encargados de llevar el oxÃgeno a los pulmones y a las células que componen los tejidos del cuerpo. El componente de hierro que hay en la hemoglobina es el encargado de aprisionar el oxÃgeno hasta que llaga a su destino. Es por esto que cuando nos falta hierro sentimos cansancio y debilidad, hay estudios que afirman que el 80% de la población mundial padece falta de hierro.
El cuerpo suele acumular este mineral en la médula ósea, el bazo y el hÃgado.
Si escasea el hierro de nuestro cuerpo podemos completar nuestra dieta con alimentos ricos en este elemento, como el perejil, la asadura, la yema del huevo, las legumbres, las verdura verde ( espinacas, acelgas), la levadura de cerveza, las almendras y el chocolate. Además podemos potenciar la absorción de las propiedades de estos alimentos aderezándolos con un chorro de limón, ya que el ácido (la vitamina C) mejora la asimilación del hierro.
Por el contrario, hay alimentos que dificultan la absorción de hierro en nuestro organismo son el té, el café, la leche bovina, el vinagre, la clara del huevo y el salvado de trigo.
El calor al que sometemos los alimentos cuando cocinamos los empobrece, hace que estos pierdan muchas de sus cualidades, asà ocurre con el hierro. Es por tanto aconsejable tomar los alimentos crudos (siempre que sea posible) o al vapor.
A modo de curiosidad podemos señalar que la unión de hierro y oxÃgeno es la que da a la sangre su color rojo. Por esto la sangre de las arterias tiene un color más vivo que la de las venas ( descargada de oxÃgeno) de un color más apagado.