Es difÃcil entender la economÃa sin entender la sociologÃa. Es
difÃcil entender la caida de todo el sistema financiero de los
valencianos sin entender a los valencianos. La clave de la caÃda del
sistema financiero valenciano no fue una única variable económica. Fue
la ostentación de quienes detentaban el poder polÃtico, social y
económico. La misma ostentación que llevó a querer poner Valencia en el
mapa o que llevó a construir un aeropuerto sin aviones.
En el hundimiento de las Cajas de Ahorro valencianas (Bancaixa y la
Cam) se dan todas las circunstancias de una mala dirección estratégica
de las entidades fruto de un conjunto de decisiones demasiado
importantes para ser erróneas. Un cúmulo de pequeños errores no da
lugar a un gran error pero un gran error sà que genera un cúmulo de
pequeños errores consecuentes.
A mitad de los años noventa un cambio legislativo facilita la expansión
de las Cajas de Ahorro por toda España. España sale de una crisis de
menor intensidad que la actual aunque con semejanzas. Luis Roldan es el
corrupto de moda. Banesto el banco intervenido y el PP es la
alternativa polÃtica inminente en la Comunidad Valenciana.
Ese cambio normativo genera oportunidades. Una decisión estratégica que
otras entidades aprovechan para expandirse por todo el territorio
español. También comienzan una ambiciosa expansión por tierras
valencianas. Mientras tanto Bancaixa y la CAM con una cuota de mercado
enorme y arraigada en el territorio permanecen una situación cómoda de
dominio en su territorio. TodavÃa no ha empezado la fiebre del crédito
fruto de las reservas que todavÃa se heredan de un repunte de morosidad
de principios de los noventa.
La polÃtica extiende sus tentáculos. Primero sobre la Obra Social -el
preciado tesoro de las Cajas- que permite un adorno polÃtico vinculado
con lo cultural y lo social. Los Consejos de Administración de las
Cajas están formados por organizaciones y colectivos variopintos fruto
de sus acuerdos de constitución con el objetivo de ser una especie de
banco para las clases populares. De esos colectivos destacan las
instituciones polÃticas mientras el resto de asociaciones y colectivos
tienen pocos conocimientos de una economÃa que cada vez se sofistica
más. El dominio de la información y de las decisiones que tienen
quienes gestionan el banco dÃa a dÃa es demasiado grande. Los
mecanismos de control regulados no están preparados para lo que se les
viene encima. Los miembros del Consejo de Administración son incapaces
de asimilar un proceso tan complejo como el que se creará en la década
prodigiosa del ladrillo.
El perÃodo expansionista ve en las Cajas un baúl mágico. Las
instituciones valencianas ven un tesoro financiero con el que financiar
sus delirios de grandeza de todo tipo. Toda la sociedad valenciana
opÃpara y ostentosa se servirá de las Cajas de Ahorro para todo tipo de
proyectos. Nuevos estadios prescindibles, infraestructuras innecesarias
o simplemente magnas obras con las que pasar a la historia. El carácter
ostentoso del poder valenciano construye una arquitectura del exceso
que se traduce en gastos en reuniones en diferentes partes del mundo,
dietas, sueldos, pensiones.
Para ese momento el Partido Popular es dueño y señor de todas las
instituciones locales y autonómicas y también se apodera de las Cajas
de Ahorro. Bancaixa y la CAM incluyen entre sus cúpulas dirigentes
personas afines sin trayectorÃa bancaria y sin conocimientos de mérito
en economÃa. Estas cúpulas dirigentes ignorantes se unen a la
posibilidad de control por parte del resto de miembros del Consejo de
Administración. Y facilitaran el crédito necesario para cualquier
desmán polÃtico o para las ansÃas expansionistas de empresas como
Llanera que nacerán y morirán en la década prodigiosa del ladrillo.
Todo se financia. No parece haber lÃmites.
Malos directivos ofrecerán malas directrices en un momento tan
histórico que condicionará su muerte pocos años después. Bancaixa y la
CAM rompen tarde su comodidad territorial. Ya se habÃan subido a la
montaña rusa del crédito desmedido y descontrolado, sin estudios
económicos serios. La responsabildad se atribuye ahora a las oficinas
porque son las caras visibles pero el crack estuvo en los despachos
altos donde se concedÃan las operaciones en comidas suntuosas sin
criterios de riesgo exhaustivos y metÃculosos. Se repartÃa crédito por
ostentación y amistad. Valencia is different.
Malos dirigentes dando malos créditos a quienes mal gobiernan un
territorio solamente podrÃa empeorar de una manera: la expansión.
Bancaixa y la CAM deciden romper su comodidad territorial y expandirse
por toda España para aprovechar el "dinero para todos" del nuevo eje de
la prosperidad. Pero llegarán tarde. Para esa fecha otras entidades ya
se han posicionado. Los locales de oficina que compran son demasiado
caros. Los fichajes de profesionales también lo son. Los mejores
clientes están cogidos asà que su única manera de crecer es ofrecer
crédito más barato a clientes no siempre de fiar. Durante unos pocos
años el sistema funciona y las dos entidades crecen a diferente nivel.
Hasta que todo explota. Las dos Cajas valencianas se convierten en dos
pequeños monstruos con grandes agujeros fruto de grandes operaciones
mal abordadas. Decisiones estratégicas tomadas tarde y mal. La
ostentación es sustituida por la intervención. Es la época de las
fusiones frÃas entre entidades. Una manera de unificar sin unir. Una
excepción de una directiva europea que aquà se toma como norma general.
Una patada hacia adelante. Ambas entidades inician procesos de ese tipo.
Algunos sectores valencianos y valencianistas reclaman una fusión.La
unión de dos entidades con tanto arraigo y con tantos clientes comunes
es imposible además de desacertada y sin futuro. Unir dos entidades
contaminadas nunca puede dar lugar a una entidad sana. El Gobierno
central asume lo que la Generalitat Valenciana habÃa tumorizado y ahora
no sabÃa controlar. La CAM se interviene y se vende al Banco de
Sabadell. Bancaixa se fusiona con Caja Madrid creando Bankia.
Los valencianos se quedan sin sistema financiero. Un apéndice de
Bancaixa, el Banco de Valencia también es intervenido por el FROB quien
para evitar su quiebra lo vende a La Caixa por un Euro.
El sistema financiero valenciano muere fruto de su propia manera de
ser. La ostentación polÃtica, la ostentación social fueron la zanahoria
que hizo anda al burro hasta su propio abismo. Hoy aquellos directivos
que tomaron aquellas decisiones pasean tranquilamente por el centro de
Alicante o de Valencia. Sin remordimientos.