El 29 de octubre, la vida de muchas familias se quebró en mil pedazos. Las feroces inundaciones que asolaron la provincia de Valencia borraron del mapa todo lo que con tanto esfuerzo habían construido: su casa, sus coches, su negocio. "Nos quedamos en la calle, sin nada", relata la madre, con la voz temblorosa. Los niños, pequeños e inocentes, se aferraban a sus padres, con los ojos llenos de miedo e incertidumbre, sin comprender la magnitud de la tragedia. El abuelo de la familia, en un giro del destino, se salvó por apenas 15 minutos. Salió de Sedaví hacia la zona de la Fonteta de Sant Lluís en Valencia, donde vive, justo antes de que el agua lo anegara todo. De haber ido en la dirección contraria, la riada lo habría atrapado. Más tarde, una de las hermanas se encontró en la calle con uno de sus hijos, con el agua casi por la cintura, en un momento angustioso que pudo haber terminado en tragedia. "Fue un milagro", recuerda la madre, "pequeños instantes que cambian el destino".
La angustiosa situación de la familia llegó a oídos de Anaïs Darder, el alma mater de "Mamá de Plutón". Anaïs, reconocida consultora de crianza y educadora de Crianza Respetuosa para familias, atesora una valiosa experiencia de 20 años en cooperación internacional, especialmente en la protección de la infancia en catástrofes y situaciones límite. Conmovida por la historia de la familia, contactó con Alex Roig, coordinador de Cooperación Internacional en la FVMP y gerente de Alojamientos Lago De Anna Casa Rural, para ofrecerles ayuda.
Juntos, Alex y Anaïs, tejieron una red de apoyo para la familia. Primero, les abrieron de par en par las puertas de la Casa del Lago de Anna. Un oasis de paz y serenidad donde podrían lamer sus heridas y comenzar a sanar. "Era justo lo que necesitábamos", comenta el padre de familia. "Un lugar tranquilo, alejado del ruido y el dolor, donde pudiéramos empezar a procesar todo lo que había pasado, un entorno que nos permitiese conectar de nuevo como familia"
Anaïs, con ternura y profesionalidad, se volcó en el bienestar emocional de todos, pero en especial de los niños. "Realizamos dinámicas familiares para expresar emociones, juegos para liberar tensiones y les ofrecimos herramientas para gestionar la ansiedad y el miedo que se leían en sus miradas", explica. "Los más pequeños son los más vulnerables en estas situaciones y necesitan un extra de cariño y contención para superar el trauma."
La guinda del pastel fue la visita al Palacio de los Condes de Cervelló, una joya del patrimonio de Anna, cortesía de Alex. "Fue mágico verlos reír de nuevo, olvidándose por un momento de todo lo malo. Incluso nosotros, los mayores, nos contagiamos de su ilusión", recuerda la madre con una sonrisa.
"Ver la chispa de la alegría encenderse de nuevo en los ojos de los niños fue la mayor recompensa", afirman al unísono Alex y Anaïs. Su acción conjunta es un ejemplo de cómo la respuesta a las emergencias debe ser holística, con el apoyo emocional como pilar fundamental, tan importante como la ayuda material.
Esta historia es una llamada a la solidaridad, un recordatorio de que la unión hace la fuerza. Quienes deseen colaborar con esta causa o ayudar a otras familias afectadas por las inundaciones pueden contactar con Mamá de Plutón y con La Casa del Lago. En medio de la devastación, la solidaridad florece y demuestra que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza siempre encuentra un camino