Barack Obama anunciando la muerta de Bin Laden
Americanos, Osama Bin Laden, ha muerto. Y la respuesta de medio mundo, no se ha hecho esperar: en Occidente, han sido miles las personas que lo han festejado, principalmente en Estados Unidos, donde Al Qaeda cometió uno de los atentados más atroces que se recuerdan, un lejano en el tiempo, pero próximo en el recuerdo, 11-S; y en buena parte de los paÃses árabes, sus seguidores, terroristas, unos, fanáticos religosos, otros, y algunos fanáticos religiosos terroristas, se tiran de las barbas clamando venganza.
Pero, ¿y justicia? Simple y llanamente, no existe. La justicia es una mentira que se apoya en palabrerÃa aprobada por eruditos y estudiosos, que encierra a magistrados, en ocasiones, años para determinar la inconstitucionalidad de una norma; o unas horas, para ilegalizar a un partido. Sucede en España, y en medio mundo. ¿Justicia? Por muy asesino e 'hijoputa' que sea Bin Laden, también merece la oportunidad de defenderse ante los tribunales. Aunque sea para condenarlo a pudrirse en el infierno en vida.
Sin embargo, asistimos al anuncio del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, de que su ejército ha asesinado al asesino, pese a no ofrecer resistencia, y lo festejamos sin darnos cuenta del peligro que esconde la justificación de la muerte de una persona, por muy terrorista que sea.
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