A veces me pregunto dónde está la lÃnea roja que separa la libertad de expresión de una ofensa. ¿Quizás en el tono en el que nos expresemos?¿Según el medio por el que se haga o transmite?¿Depende de la sensibilidad de la otra persona o de la mÃa propia?
O en cambio, si es a un polÃtico, sà está permitido; pero a cualquier otro, no. ¿Y a la inversa? Es decir, ¿puede alguien decir lo que le venga en gana por ser periodista, cantautor, actor, comediante, escritor, polÃtico o simplemente vivir en España?
¿Dónde acaba la vulnerabilidad de este derecho? En esta lÃnea, continúo, te puedo insultar o desear tu muerte en una canción; sin embargo, no estarÃa bien visto en un coloquio o debate. ¿He podido faltar a todo el que me ha parecido, pero ahora exijo o quiero el máximo respeto hacia mÃ?
Pues bien, una cosa sà tengo clara. Efectivamente, la libertad de expresión la dictamina la justicia que decidirá si se han cometido injurias o calumnias; pero la educación y el sentido del respeto debe prevalecer siempre entre las personas.
Y especialmente entre los polÃticos. Aunque habitualmente somos el epicentro de las crÃticas y solemos aceptarlas, con más o menos cabreo, debemos entender que el insulto o la calumnia están muy lejos de las crÃticas. Que además y, especialmente, en la provincia de Valencia, si son hechas con sátira y humor, sacan una sonrisa e incluso alguna que otra carcajada a todos, sobre todo al criticado.
Por mi parte, seguiré mostrando siempre mi opinión libremente. Es decir, criticar aquello que no me parezca bien, pero intentando evitar el insulto o el desprecio en pro de una buena convivencia democrática.
Porque si de algo podemos estar agradecidos los ciudadanos de España es que vivimos en un Estado de derecho donde todos somos libres e iguales, gracias a nuestra Carta Magna.
En este sentido, larga vida al periodismo y a los medios de comunicación que cubren y hacen una clara apuesta por el municipalismo siendo vertebradores sociales para informar de la gestión polÃtica que realizamos en nuestro compromiso diario como servidores públicos