Durante años, la (des) Unió de Periodistes Valencians ha intentado erigirse como una referencia moral del periodismo en la Comunitat Valenciana. Con comunicados altisonantes, campañas de visibilidad y posicionamientos públicos supuestamente en defensa de la profesión, han proyectado una imagen de colectivo comprometido con la libertad de prensa y la independencia. Pero bajo esa pátina de neutralidad se esconde un funcionamiento endogámico, profundamente ideologizado y cada vez más alejado de la realidad plural del oficio. Y yo quiero pedirles perdón por discrepar, por no pensar como ellos (y ellas), por haberlos (y haberlas) llamado secta, que es lo que pienso que son, máxime después de haber premiado a periodistas de medios determinados en el trabajo realizado por la cobertura de la última DANA. Parece ser que se han ofendido por denunciar lo que no es un hecho aislado, sino que ha sido la tónica general de su historia, una asociación que distingue entre periodistas de primera y de segunda, entre periodistas buenos y malos. Os pido perdón por criticaros, pido perdón por no formar parte del 'mainstream' dominante.
Además, os pido perdón por pensar que en los últimos tiempos, la Unió ha dejado claro que no representa a todos los periodistas. Representa, más bien, a una élite activista de corte progresista, próxima a los partidos de izquierda y, a menudo, cómplice de su aparato institucional. Su silencio ante la precariedad o el señalamiento de profesionales en medios conservadores contrasta con su beligerancia cuando el afectado milita en su misma trinchera ideológica. No hay un rasero común. Hay favoritismos. Hay sectarismo. Y lo hay con una hipocresÃa alarmante. Sólo hace falta hacer un seguimiento de sus tuits cuando los medios despiden a trabajadores.
Os suplico perdón porque piense que un ejemplo claro ha sido vuestra distinta vara de medir con el cierre de Canal 9 y la reapertura amañada de À Punt. Con el primer dramático y lamentable episodio, os mostrasteis encendidos, combativos, firmando manifiestos y organizando protestas. Sin embargo, cuando el Botà nic -con PSPV y CompromÃs al frente y Podemos desde fuera del Gobierno valenciano- reabrió À Punt con un concurso público amañado, del que se anuló el nombramiento de Empar Marco tras una sentencia judicial, la Unió optó por el silencio más absoluto. ¿La razón? Muchos de vuestros miembros y afines pasaron a trabajar o colaborar en la nueva cadena. El mismo colectivo que alzaba la voz por la transparencia y la ética, calló por un plato de lentejas.
Arrodillado, os imploro perdón porque muchos de vuestro miembros más activos -vosotros, los periodistas buenos- habéis transitado sin pudor entre redacciones y gabinetes de comunicación de partidos de izquierda, diputaciones o la Generalitat Valenciana. La "puerta giratoria" que tanto criticáis cuando afecta al poder económico o polÃtico de derechas, la aplaudÃs cuando implica a los vuestros. ¿Dónde queda la ética si la Unió calla ante estas prácticas porque los beneficiados son "compañeros"?
Por último, os pido perdón de antemano porque sé que nunca estaréis, como no lo estuvisteis, a mi lado, ni al lado de otros 'compañeros' cuando atravesamos un mal momento, al no ser de vuestra secta. Lo sé, tendré que aguantarme y llorar en mi casa al perderme cenas y tertulias interesantÃsimas, en la que arregláis el mundo y el PaÃs Valencià , pontificando, sentando cátedra y creyéndoos los más listos del mundo mundial, que para eso sois periodistas. Me autocorrijo, sois los periodistas buenos, los que no forzáis a vuestros medios a defender cuando toca los intereses de los valencianos, por ejemplo, cuando las obras proyectadas en rÃos y barrancos en informes técnicos nunca se hicieron y hubiesen evitado la tragedia de la DANA.
La Unió de Periodistes hace tiempo que dejó de ser un paraguas para todos. Hoy es un lobby ideológico con pretensiones de superioridad moral. Y eso, en una profesión que vive de la credibilidad, deberÃa ser motivo de profunda preocupación. Por eso, siempre reivindicaré un Colegio Profesional de Periodistas en la Comunitat Valenciana, como el que ya existe en buena parte de comunidades autónomas de España y al que os oponéis frontalmente porque no os interesa que haya un organismo plural en el que quepamos todos. Un colegio profesional que evitarÃa en parte ese sesgo ideológico excluyente que representáis. SÃ, os pido perdón, por llamaros sectarios. Lo siento. ¿Os tengo que recordar cómo os oponÃais a que la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos (APPV) pudiera integrarse en la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE)? SÃ, os pido perdón, por llamaros malos compañeros, sectarios y excluyentes.
Por último, un ruego, queridos 'compañeros y compañeras', dejadme discrepar, permitidme aferrarme a la libertad de expresión, como imprescindibles bases del periodismo y una sana democracia, para deciros lo que siento y lo que pienso.