Por una alcaldesa sin prejuicios

Valencia ha tenido 27 años alcaldesa (Rita Barberá Nolla y Clementina Ródenas Villena) y 17 alcalde (Fernando Martínez Castellano, Ricard Pérez Casado y Joan Ribó Canut). La vara de mando en manos femeninas supera con creces en tiempo el que la ha sostenido un hombre. 

Se trate de un hecho casual o no, refleja un anticipo a tendencias posteriores. Cuando Clementina o Rita ejercían la alcaldía lo hicieron como pioneras en ese liderazgo político femenino. Y fue en Valencia.

El 28 de mayo llegan, un cuatrienio después, las elecciones locales. Estos comicios constituyen la antesala de la continuidad o la puerta del cambio, en función de lo que suceda. En cualquier caso, se acercan con la emoción de la incertidumbre. 

Hace ocho años se rumiaba el relevo político, se respiraba en el ambiente. Y se produjo por un voto de diferencia y pese a volver a ganar Rita Barberá, cuya plusmarca de longevidad en la alcaldía (24 años) será muy difícil que alguien la iguale. Con el tiempo –y, sobre todo, si hay variación de gobierno- se valorará más y mejor su figura.

Hace cuatro estaba claro que el ejecutivo actual repetiría, aunque faltaba ver cómo se repartían las fichas y con qué margen. Al final volvió a ganar por un concejal en el mejor momento de tendencia del PSPV. Ahora, con el PP aparentemente al alza y Compromís a la baja, vuelve a percibirse la sensación de cambio, de sustitución en la alcaldía. Y, de confirmarse, tendría de nuevo nombre de mujer. 

Falta saber si será el de María José (si el PP logra una hipotética mayoría absoluta o una posible mayoría que, junto a los votos o la abstención de Vox, le permita gobernar) o el de Sandra (si el PSPV supera a Compromís y, entre ambos, o quizás –aunque suene casi a quimera- con el retorno de Podemos, suman 17 concejales).

Personalmente, me da igual que gobierne un hombre o una mujer. Lo que sí que deseo es que quien dirija la alcaldía lo haga con ganas y empuje, con dedicación y pasión desbordante por Valencia. Con equidad y sin prejuicios por barrios o trasnochados clichés ideológicos.