Por una sonrisa un cielo...por un beso ¡ yo no sé qué te diera por un beso...! " Malos tiempos para la lÃrica de todos modos que cantara genialmente Germán Coppini en aquellos libres y arrebatados 80.
Que ahora maestro Becquer , hasta lo de la mirada se lo van a prohibir, porque ya sabÃamos que hace tiempo y hoy más con la misteriosa y surrealista mascarilla: y las sonrisas...? y los besos...?
Pero además hoy me he dado cuenta en el autobús turÃstico que la gente que camina por las calles con tapabocas ya no te saluda cuando tú o los niños estúpidamente vais y les saludais buscando, como no, su estúpido saludo. Ni uno te lo devolvÃa. Un sÃntoma atroz del final del turismo. O de la alegrÃa.
Y es asà que poco a poco iremos descubriendo que era esto de la Nueva Normalidad sino al parecer una nueva retahÃla interminable de reglamentos, pecados y prohibiciones que sumar a las ya viejas a fin de aumentar la población reclusa. Que al parecer al final y a la postre, sólo se trataba de esto.
Pues si ya van desapareciendo los negocios y sus trabajos pero no desaparece el Estado infinito que además va en aumento nos espera un buen dÃa su segura implosión como Big Band del jodido Big Data y de ahà el premonitorio moño de Iglesias de las últimas semanas. Que coqueto y sin alharacas nos lo augura todo.
Por eso lo más sensato es escapar mientras aún estés a tiempo y la noche de septiembre te sea tibia, dorada y propicia. Ensillar si puedes tu caballo que Feijóo ya pergeña prohibir que se silbe o se cante por las calles ni aún en honor del Apóstol. Y perderte por los montes de Cuenca. Por ejemplo. Que hay que mirar muchas aves ministra. Que hay que escuchar muchos tordos.