Gloria Folch Por unos años y tras haber prometido el cargo de Concejala en el Ayuntamiento del pueblo en el que nací, he disfrutado del error y en ocasiones de su enmienda, he podido hablar y caminar con voluntad férrea para apoyar las iniciativas más beneficiosas para todos los barrios de Aldaia.
He vivido deslealtades y traiciones, descalificaciones de unos hacia otros, actos diría de venganza, acciones que han rallado lo absurdo o lo burlesco y actos inmorales y delictivos. Con voz clara y contundente, sin temor, hemos hecho frente a cualquier agravio, vejación y violación de nuestros derechos como ciudadanos, jamás nos han conducido al fango.
Ahora se rasgan las vestiduras pero mientras nos aniquilaban ni se inmutaban. Reinó la hipocresía de quienes desde la lejanía del gobierno miraron hacia otro lado, participando de la banalidad del mal, formando parte del daño infringido por espantajos que asaltaban los muros del respeto y la decencia, cómplices de la barbarie a la que se sometió a nuestro compañero Javi y sus hijas, a nuestra compañera Maria y su familia y a mí misma y a mi hija. Hemos lamentado el comportamiento de maduros irresponsables que ansiaban un amanecer del que no han visto el mañana.
En este espacio no exento de tensiones lógicas entre quienes se saben diferentes y albergan distintos horizontes de cambio y transformación, hemos apoyado los logros en el avance de los derechos y libertades, proyectos de innovación y futuro en la implantación del tejido empresarial de última generación tecnológica y nuevos campos de investigación y desarrollo. Hemos dado nuestro SI a La Casa de la Dona, el nuevo espacio para la juventud y la cultura con la sede de Radio Aldaia en el antiguo Ayuntamiento, el nuevo edificio multifuncional de la calle Mayor y el proyecto de la Huerta entre otros.
Manifestamos la imperiosa necesidad de hacer visibles las discapacidades y la importancia de llevar adelante políticas valientes pues la verdadera razón de ser de la Administración pública es la de ser estandarte y garante de un pueblo justo, moderno y sano.
Tiempo de intenso aprendizaje, muchas emociones y lecciones de vida; ha supuesto un orgullo y un placer inmenso haber tenido la oportunidad real de defender propuestas y llegar a acuerdos a través del diálogo, siempre con vocación de servicio público y construyendo.
Con todo el bagaje personal y político acumulado seguiré trabajando por un mundo inclusivo y feminista, de mujeres y hombres librepensadores.
Gracias a mis compañeros Javi y Jose Vicente y sus contribuciones al Plan de Movilidad y el proyecto del Cinturón Verde entre otras muchas cosas.
Gracias a Gerard, el padre de mi hija, por su ayuda al principio de esta andadura y especialmente y sobre todas las cosas, gracias a mi hija, Amira, que ha estado a mi lado estos 4 años viviendo situaciones difíciles, apoyándome cada día y creyendo en mí.
Seguimos caminando para construir hoy mejor que nunca.
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